La Presencia del fenómeno OVNI en el planeta es inocultable. Si así no fuera, no existirían entidades oficiales en algunas potencias con exorbitantes presupuestos en pos de conocer algo más de “los visitantes”, en particular su tecnología, que bien se podría adaptar y optimizar quien de ella dispusiera.
Sin embargo, mientras el común de la gente convivía con
el fenómeno, las “entidades oficiales” se encargaron de descalificar los
eventos, interpretándolos como “confusiones”, “globos meteorológicos”, etc,
etc. Pero… esos argumentos le jugaron en contra a los “expertos” porque la
gente dejó de creerles y se dispuso a observar un fenómeno innegable que “está
ahí”.
Así surgieron innumerables grupos independientes que
intentaron hallar una respuesta y comprender el comportamiento de tales
manifestaciones. Obviamente de forma intuitiva, tomando apuntes, observando
características, direcciones, comportamiento, colores, tiempo de duración, etc.
En ese marco, un hecho sorprendente se registró en la
ciudad de Santa Rosa, La Pampa, Patagonia Argentina en el año 1974. Más
precisamente en el mes de agosto cuando una mujer, “sintió” algo extraño y
advirtió a su esposo quien recurrió al médico de cabecera que con urgencia
llegó al domicilio próximo a la laguna Don Tomás y vivió una experiencia única
que se repitió en 9 oportunidades, la última de ellas el 2 de enero de 1975.
Los pormenores bien podrían traducirse en el guión de una
película y tienen un alto contenido que mereció el análisis durante 49 años!!! junto
al único testigo con vida de aquel evento incomprensible para la época pero,
que con paciencia se pudo develar. El paso del tiempo permitió comprender
algunos anuncios realizados por otro de los privilegiados testigos de la
experiencia, don Pedro Romaniuk, de quien recibí comunicaciones telefónicas
cada jueves a las 18 horas hasta el día de su partida.
A esta altura, estoy en condiciones de afirmar que 2024
será un año “bisagra” en la investigación de un fenómeno que las grandes
potencias pretendieron ocultar, minimizar a la vez que capitalizar su
tecnología. Mi afirmación sorprendió a muchos, recorrió el mundo y fue
reflejada en medios de comunicación de 37 países. Pero aclaro que no se trata
de una profecía, ni mucho menos. Así como algunos archivos fueron “desclasificados”
(sólo la punta del iceberg), todos están pendientes de la evolución de un
fenómeno inocultable que “está ahí”. Que es observado y reconocido por la gente
común y por más que intenten cambiarle de nombre o descalificarlo, seguirán
siendo Platos voladores, Ovni o Ufos.
Obviamente, fiel al anuncio del año “bisagra”, inicio una
serie de notas en las que desarrollaré la trama de este tema que tanta
incidencia tiene en la región, a la vez que aclaro que la referencia es del año
2024, más ningún mes en particular.
Quique Mario
CENTRO DE ESTUDIOS UFO