El fenómeno OVNI ya está incorporado a la
sociedad como un evento sociológico. Por mucho que les pese a los escépticos,
ya es común no sólo en las ciudades sino en pequeñas poblaciones que la gente
hable del tema. Y por supuesto, si eso ocurre también lo hacen los grandes
medios de comunicación.
Este comportamiento espontáneo
e incontrolable a las decisiones de la ciencia, está más arraigado de lo que
muchos suponen porque hoy los niños de cualquier escuela del interior hablan
del fenómeno OVNI como un hecho natural, al que también se refieren los
docentes que en algún momento también resultaron privilegiados testigos de un
suceso o se ven en la necesidad de ofrecer una respuesta a los chicos.
En tuve oportunidad de recorrer buena parte
del sur montañoso de Argentina, en el corazón de la Patagonia, dialogué con
integrantes de la etnia Mapuche que vivía en las alturas y expresaron que
siempre veían “esas luces”. No obstante, el testimonio de carácter
antropológico más contundente fue el del cacique de la etnia Ranquel Carlos
Campú, quien aseguró que “eso es algo
natural”.
Reconozco que me sorprendió su respuesta en
oportunidad de una visita al paraje Arbol Solo en medio del desierto pampeano.
Imaginan ustedes la cara que habré puesto ante semejante respuesta y mi nueva
pregunta surgió también espontáneamente: "¿Cóoomooo algo natural?"
"Sí, de eso ya hablaban mis padres, mis abuelos y mis antepasados".
La respuesta demuestra que este
tipo de manifestaciones no son nuevas y mucho menos desconocidas para los
antiguos dueños de estas tierras. Ellos de alguna manera estaban familiarizados
con el fenómeno ya que tenía una "clasificación" según el color de
"la luz".
El propio cacique explicó que
"si la luz es blanca o azulada" no hay que temer porque "esas
son buenas". Mientras que si las luces son de color rojizo, "son
malas", aunque no hay reportes que esas manifestaciones hubieran hecho
daño a alguien en algún momento. Sólo se las denomina así porque supuestamente
son las que "hacen daño".
Más adelante se refirió al
coraje demostrado por quienes se enfrentaron en algún momento de su camino a
"la luz". "Si uno le tiene miedo, la luz se acerca", pero
si uno no le demuestra temor la luz lo acompaña a cierta distancia, durante un
trecho del camino, "luego se va", aseguró el aborigen.
Este tipo de sucesos se repiten en la
provincia de La Pampa,
sobre todo en las poblaciones más alejadas. Los testimonios son variados y la
calidad de los testigos también. Pero a esta altura creo que vale a pena
definir el término "calidad de testigo" o "testigo de
calidad".
La comprensión del mismo es muy
amplia. Testigo calificado no sólo es aquel que tiene estudios determinados y
un cierto nivel de comprensión y preparación, sino también una persona
desprovista de grandes conocimientos que relata con limitada terminología una
experiencia vivida.
Esta cuestión se planteó
durante las investigaciones de los casos Sayago, Platner y Flores a principios
de la década del ’80. En los tres se consideró la "calidad" de los
protagonistas, ajenos a cualquier inclinación por los temas desconocidos como
expectativas de publicidad.
De hecho, los medios de la
provincia de La Pampa
le dieron un tratamiento muy cauto a cada uno de los temas, no así algunos
medios nacionales que con espectaculares títulos sólo buscaron aumentar sus
ventas sin importarles con el tiempo la suerte de los testigos.
Esa actitud sirvió para que
no sólo la gente sino los investigadores de la región tomaran una serie de
recaudos a fin de evitar el desgaste de los testigos por parte de medios
sensacionalistas que con su actitud no hicieron más que retraer la actitud que
caracteriza a la gente del interior.
En ese marco, no
trascendieron una serie de casos muy importantes que se sucedieron a principios
de la década del ´90 y que colocaron a la región al frente de las estadísticas
de avistamientos durante un prolongado período.
Hay lugares donde la gente convive con el
fenómeno de manera tal que tiene identificados "aparatos" a los que
denominan según su tamaño como "casilla" o "castillo". La
definición de casilla se aplica a un objeto alargado con muchas ventanas, que
normalmente se desplaza a muy baja altura a tal punto que en algunos casos
quienes recorren la zona deben detener sus vehículos ante la presencia de
"la casilla" cruzando la ruta y descendiendo en la zona desértica.
La mayoría de los testigos observa las
apariciones con respeto y las comenta en determinados círculos, pero está
familiarizado con el fenómeno de manera tal que ya es una cuestión casi
folclórica su presencia. El término "castillo" se aplica a "un
aparato muy grande", mucho más grande que la casilla que muchas veces han
visto emerger de los montes impenetrables y elevarse a gran altura hasta
perderse en el espacio. Esto, según los relatos fue observado a las más
variadas horas del día o la noche.
Esos sucesos alentaron además a
la elaboración de las primeras hipótesis referidas a la problemática y su
incidencia no sólo en la geografía pampeana sino en su población. Por un lado,
la "opinión propia" del común de la gente sobre una realidad
innegable: la presencia OVNI en toda la región y por otro, la pregunta acerca
del por qué transitan por aquí. Ese fue alguno de los interrogantes más comunes
durante las reuniones mantenidas en distintas poblaciones del interior durante
un ciclo de conferencias alusivas.
Con estos antecedentes podemos sostener sin
temor a equivocarnos que el fenómeno OVNI no es una casualidad y que está
definitivamente incorporado como un fenómeno sociológico.
El
comportamiento de los medios de comunicación
Desde la aparición del fenómeno se ha
producido un tratamiento diferente de la noticia en los distintos medios. En su
mayoría tratan de obtener, como es lógico en el competente “mundo del rating”,
la mayor cantidad de detalles, a fin de cumplir con una de sus primeras
premisas: informar a la población.
En otros casos, intentan dar respuesta a un
fenómeno que aún hoy es inexplicable y realizan análisis que rondan el
escepticismo, amparados en soportes científicos, que tampoco pueden dar una
explicación definitiva.
Los medios televisivos, salvo honrosas
excepciones, intentan dar una imagen de duda a los casos que se presentan y en
muchos ridiculizan a los testigos, lo que actúa en forma negativa para estos,
sus allegados y las posturas ante potenciales nuevos casos.
Lamentablemente, y de manera especial la tv
intenta presentar variantes que rayan en ocasiones con la ridiculez, ya que al
no haber una respuesta real al fenómeno, deforman la realidad presentando
alternativas ridículas que desmerecen al tema.
Algunos conductores “estrella” ridiculizan
a los testigos y eso hace que la gente se retraiga y se cierre a brindar nueva
información lo que dificulta el trabajo
de investigación. En oportunidades recurren a la opinión de los estudiosos pero
finalmente, brindan una imagen distorsionada de los casos y en otras
oportunidades, generan “mesas de análisis” a partir de opiniones enfrentadas entre
supuestos científicos, escépticos e investigadores que nada aportan a la
opinión pública, como si de una carrera se tratara y los debates terminan en su
mayoría con polémicas que nada tienen que ver con la realidad de los casos
presentados.
En raras ocasiones se limitan a brindar un
informe sin que los propios conductores aventuren una opinión, sólo por el
desconocimiento que tienen del tema, ya que no salen de los estudios cerrados a
buscar en la calle los hechos reales. Eso no contribuye en absoluto con la
investigación. Por el contrario, la gente se disgusta, se divide y se genera la
confusión.
En el caso de los medios gráficos la cosa
es diferente, ya que abordan los casos mas sonados durante dos o tres ediciones
hasta que surge un nuevo tema que toman como eje.
Lo que no tienen en cuenta los medios es la
calidad de los testigos, especialmente los del interior del país, donde la
gente no tiene necesidad de “trascender” a los grandes medios nacionales, ya
que viven su vida en la misma población y sólo cuentan con el respeto de sus
vecinos que son los que en definitiva avalan su aporte por su trayectoria como
poblador.
El intento de descalificación de los casos
por los medios nacionales, es algo que tiene íntima relación con lograr un
efecto espectacular y ganar más rating sin tener en cuenta el análisis de los hechos
a nivel informativo.
En ese marco, la misma población es la que
decanta cuáles son los medios que le dan un mejor tratamiento al tema, según la
experiencia recogida a lo largo de 30 años de investigación.
Un párrafo aparte hay para los medios
radiales que generalmente, “contagiados” por grandes producciones nacionales lo
primero que hacen para dar marco a una noticia de este tipo es colocar como
cortina musical el tema de la serie “Expedientes X” y según la capacidad y
calidad del conductor, se inicia una nota que lejos de aclarar al oyente, lo
confunden con su opinión que lejos está de ser válida por estar frente a un
micrófono. Obviamente siempre hay honrosas excepciones de objetividad.
En definitiva, los medios regionales le dan
un tratamiento “light” al tema, con el objeto que les permita vender un poco
más. Los medios del interior tienen una inocultable influencia de los grandes
medios nacionales lo que queda demostrado que “es noticia” cuando es
espectacular y garantiza la venta. Y aquí vale hacer una nueva aclaración que
siempre hay honrosas excepciones.
LA FUERZA DE LA FANTASIA
El comportamiento de los medios de comunicación es
lamentable cuando le toca abordar un tema relacionado con la astronomía y más
aún cuando se relaciona con el fenómeno OVNI.
Es increíble como los “opinadores” generan la
incertidumbre en la audiencia o lectores, según el medio de que se trate,
realizando crónicas que rayan entre lo sensacionalista y lo ridículo, para
finalmente dar una estocada final, con una reflexión en la que intentan
derrumbar el castillo construido con sus propias especulaciones.
Todo realizado sin el más mínimo rigor profesional o
científico, porque no se tiene en cuenta el lector u oyente distraído que puede
tomar las especulaciones periodísticas como información objetiva.
La reflexión es necesaria ante la caída en un
meteorito o bólido en la región oeste de La Pampa y sur de Mendoza. Se trató de
un fenómeno astronómico “natural”, pero no faltaron noticieros en los que con
una música específica para generar misterio, se lanzaron al aire interrogantes
sobre si podría tratarse de algo relacionado con el fenómeno OVNI. Sin dudas
ese tema les podría servir para vender más ejemplares o en su defecto para
capturar mayor audiencia.
Por supuesto a los dos días se olvidan del tema y
abordan con el mismo espíritu otro.
Lo que resulta una postura cuanto menos hipócrita es
que en oportunidades, algunos medios, por suerte hay honrosas excepciones,
cuando sí tienen enfrente un fenómeno OVNI, pretenden vestirse con traje
cientificista para investigar no el caso, sino al testigo utilizando frases
sueltas y mordaces como “¿qué habría tomado este muchacho antes de contar esta
historia?”.
Y lo más patético son las posturas de algunos medios
del interior que, como si fueran de grandes ciudades, intentan ridiculizar a
sus comprovincianos, lo que obviamente deja en claro la falta de
profesionalismo, ya que olvidando su misión de informar, pretenden “formar” con
falacias.
Como dije unos párrafos más arriba, por suerte hay
honrosas excepciones.
A esta altura creo que sonará reiterativo pero nunca
está demás recordar que “no todo lo que vuela es un OVNI” y que “no todo OVNI
es de procedencia desconocida o extraterrestre”. Es fundamental que a la hora
de hablar del tema, tengamos los pies puestos sobre la tierra porque sino,
corremos el riesgo de convertirnos en uno de los tantos chantas que se dicen
investigadores cuando en realidad, no salen de las grandes ciudades, jamás
pasan frío ni se embarran los pies para hacer una investigación de campo.