18.8.14

SERES DESCONOCIDOS Y HUELLAS EXTRAÑAS EN EL MONTE

Extrañas huellas de un pie no convencional con cuatro dedos, con un talón ancho y redondeado en el que se advierte el peso de su portador, se hallaron en las inmediaciones del apostadero en el que un cazador fue sorprendido por la presencia de cuatro o cinco criaturas de características desconocidas, que según su estimación, no superarían 1,5 metros de estatura.
“A pesar de advertir sus movimientos torpes y su estado de nerviosismo, las extrañas figuras no emitían sonido alguno” expresó Alberto, nuestro testigo, pero tampoco exhalaban “el clásico olor que distingue a los animales silvestres de la región como el ciervo colorado, el chancho jabalí” o alguna otra presa mas pequeña, fáciles de distinguir precisamente por el clásico olor que los precede.
Las huellas encontradas eran tan solo tres, por lo que el cazador interpretó que hasta las podrían haber borrado. La experiencia que se repitió por cuarta vez en tres meses en la misma zona, comenzó en el silencio cuando el manto de oscuridad cubría la noche pampeana. El grito de los teros advirtió que algo se aproximaba, porque lo mismo ocurrió en las anteriores oportunidades. La rara sensación de sentirse observado generó la inquietud a pesar de contar con un arsenal en su poder en caso de ser necesaria una defensa.
El temor a lo desconocido, seguramente fueron la causa del stress que padeció el solitario cazador. Nervios, angustia y los sentidos atentos sirvieron para describir los movimientos de los extraños seres a los que no podía, ni quería ver. Pero lo más aterrador fue la descripción de un sonido similar a un potente y grave  gruñido que le daba la sensación provenía de un ser que estaba atacando y deglutiendo a otro. No se trataba de los sonidos clásicos de la fauna de la noche pampeana.
Los movimientos que advertía alrededor de su estancia eran torpes y le daba la sensación que los seres eran de considerable peso, porque cuando en ocasiones rozaban los postes que sostienen el apostadero, generaban una vibración que le permitían hacer esa apreciación.
Él permaneció aterrado en el interior de la casilla-apostadero, conteniendo la respiración ante algo que consideró sobrenatural o desconocido. Estimó que la experiencia duró unos 15 minutos hasta que los seres desaparecieron. Tuvo que esperar hasta el amanecer para bajar de su escondite. Esa noche no hubo caza, ninguna presa bajó a la aguada natural y la rara sensación de haber vivido una extraña experiencia, se traducía en la inquietud y el persistente dolor de cabeza.
Con los primeros rayos de sol observó el paisaje y los alrededores de su escondite donde halló tres huellas extrañas, que no responden a ningún parámetro conocido: un pie de unos 12 centímetros de largo, con cuatro dedos iguales y la señal de un talón que se hundía más que el resto de la huella. Lo extraño era que había  tan sólo tres huellas, lo que no coincidía con los rumores y sonidos que escuchó durante la madrugada, que le permitieron suponer que “los bichos” eran cuatro o cinco.
Antes de retornar, observó el panorama y advirtió que hay muchos caldenes secos en los alrededores, pero el detalle más inquietante es que también advirtió que en los últimos tres meses, faltan muchos de esos árboles secos, sin que en el lugar se observen huellas de gente que hubiera trabajado para retirarlos de ahí. La incertidumbre y la inquietud ganaron al solitario cazador que decidió alejarse lo más pronto posible de la zona.

Ahora el desafío está planteado, antes de la próxima luna llena, nos apostaremos en la región en procura de observar los desplazamientos de las extrañas criaturas con la esperanza de poder captar alguna imagen a partir de la que se pueda empezar a trabajar en una hipótesis que sirva para demostrar su presencia en una amplia región, basada en la cantidad de relatos que se suceden desde hace años. Desde el Centro de Estudios UFO responderemos al desafío y en los próximos días nos estableceremos en la región para hacer lo que mas nos gusta: la investigación de campo y al menos poder constatar con pruebas físicas la presencia de los seres o sus extrañas huellas.

ILUSTRACIONES: El primer dibujo se obtuvo del primer relato de Alberto, quien se encargó de hacer notar las correcciones necesarias que permitieron elaborar el segundo dibujo, en el que se aprecian los dedos mas largos y el detalle de un talón redondeado y con mayor peso en esa zona.