11.9.14

El OVNI como fenómeno sociológico

 El fenómeno OVNI ya está incorporado a la sociedad como un evento sociológico. Por mucho que les pese a los escépticos, ya es común no sólo en las ciudades sino en pequeñas poblaciones que la gente hable del tema. Y por supuesto, si eso ocurre también lo hacen los grandes medios de comunicación.
          Este comportamiento espontáneo e incontrolable a las decisiones de la ciencia, está más arraigado de lo que muchos suponen porque hoy los niños de cualquier escuela del interior hablan del fenómeno OVNI como un hecho natural, al que también se refieren los docentes que en algún momento también resultaron privilegiados testigos de un suceso o se ven en la necesidad de ofrecer una respuesta a los chicos.

En tuve oportunidad de recorrer buena parte del sur montañoso de Argentina, en el corazón de la Patagonia, dialogué con integrantes de la etnia Mapuche que vivía en las alturas y expresaron que siempre veían “esas luces”. No obstante, el testimonio de carácter antropológico más contundente fue el del cacique de la etnia Ranquel Carlos Campú, quien aseguró que “eso es algo natural”.
Reconozco que me sorprendió su respuesta en oportunidad de una visita al paraje Arbol Solo en medio del desierto pampeano. Imaginan ustedes la cara que habré puesto ante semejante respuesta y mi nueva pregunta surgió también espontáneamente: "¿Cóoomooo algo natural?" "Sí, de eso ya hablaban mis padres, mis abuelos y mis antepasados".
          La respuesta demuestra que este tipo de manifestaciones no son nuevas y mucho menos desconocidas para los antiguos dueños de estas tierras. Ellos de alguna manera estaban familiarizados con el fenómeno ya que tenía una "clasificación" según el color de "la luz".
          El propio cacique explicó que "si la luz es blanca o azulada" no hay que temer porque "esas son buenas". Mientras que si las luces son de color rojizo, "son malas", aunque no hay reportes que esas manifestaciones hubieran hecho daño a alguien en algún momento. Sólo se las denomina así porque supuestamente son las que "hacen daño".
          Más adelante se refirió al coraje demostrado por quienes se enfrentaron en algún momento de su camino a "la luz". "Si uno le tiene miedo, la luz se acerca", pero si uno no le demuestra temor la luz lo acompaña a cierta distancia, durante un trecho del camino, "luego se va", aseguró el aborigen.
        
          Este tipo de sucesos se repiten en la provincia de La Pampa, sobre todo en las poblaciones más alejadas. Los testimonios son variados y la calidad de los testigos también. Pero a esta altura creo que vale a pena definir el término "calidad de testigo" o "testigo de calidad".
          La comprensión del mismo es muy amplia. Testigo calificado no sólo es aquel que tiene estudios determinados y un cierto nivel de comprensión y preparación, sino también una persona desprovista de grandes conocimientos que relata con limitada terminología una experiencia vivida.
           Esta cuestión se planteó durante las investigaciones de los casos Sayago, Platner y Flores a principios de la década del ’80. En los tres se consideró la "calidad" de los protagonistas, ajenos a cualquier inclinación por los temas desconocidos como expectativas de publicidad.
            De hecho, los medios de la provincia de La Pampa le dieron un tratamiento muy cauto a cada uno de los temas, no así algunos medios nacionales que con espectaculares títulos sólo buscaron aumentar sus ventas sin importarles con el tiempo la suerte de los testigos.
            Esa actitud sirvió para que no sólo la gente sino los investigadores de la región tomaran una serie de recaudos a fin de evitar el desgaste de los testigos por parte de medios sensacionalistas que con su actitud no hicieron más que retraer la actitud que caracteriza a la gente del interior.
            En ese marco, no trascendieron una serie de casos muy importantes que se sucedieron a principios de la década del ´90 y que colocaron a la región al frente de las estadísticas de avistamientos durante un prolongado período.
Hay lugares donde la gente convive con el fenómeno de manera tal que tiene identificados "aparatos" a los que denominan según su tamaño como "casilla" o "castillo". La definición de casilla se aplica a un objeto alargado con muchas ventanas, que normalmente se desplaza a muy baja altura a tal punto que en algunos casos quienes recorren la zona deben detener sus vehículos ante la presencia de "la casilla" cruzando la ruta y descendiendo en la zona desértica.
La mayoría de los testigos observa las apariciones con respeto y las comenta en determinados círculos, pero está familiarizado con el fenómeno de manera tal que ya es una cuestión casi folclórica su presencia. El término "castillo" se aplica a "un aparato muy grande", mucho más grande que la casilla que muchas veces han visto emerger de los montes impenetrables y elevarse a gran altura hasta perderse en el espacio. Esto, según los relatos fue observado a las más variadas horas del día o la noche.
          Esos sucesos alentaron además a la elaboración de las primeras hipótesis referidas a la problemática y su incidencia no sólo en la geografía pampeana sino en su población. Por un lado, la "opinión propia" del común de la gente sobre una realidad innegable: la presencia OVNI en toda la región y por otro, la pregunta acerca del por qué transitan por aquí. Ese fue alguno de los interrogantes más comunes durante las reuniones mantenidas en distintas poblaciones del interior durante un ciclo de conferencias alusivas.
Con estos antecedentes podemos sostener sin temor a equivocarnos que el fenómeno OVNI no es una casualidad y que está definitivamente incorporado como un fenómeno sociológico.

El comportamiento de los medios de comunicación

Desde la aparición del fenómeno se ha producido un tratamiento diferente de la noticia en los distintos medios. En su mayoría tratan de obtener, como es lógico en el competente “mundo del rating”, la mayor cantidad de detalles, a fin de cumplir con una de sus primeras premisas: informar a la población.
En otros casos, intentan dar respuesta a un fenómeno que aún hoy es inexplicable y realizan análisis que rondan el escepticismo, amparados en soportes científicos, que tampoco pueden dar una explicación definitiva.
Los medios televisivos, salvo honrosas excepciones, intentan dar una imagen de duda a los casos que se presentan y en muchos ridiculizan a los testigos, lo que actúa en forma negativa para estos, sus allegados y las posturas ante potenciales nuevos casos.
Lamentablemente, y de manera especial la tv intenta presentar variantes que rayan en ocasiones con la ridiculez, ya que al no haber una respuesta real al fenómeno, deforman la realidad presentando alternativas ridículas que desmerecen al tema.
Algunos conductores “estrella” ridiculizan a los testigos y eso hace que la gente se retraiga y se cierre a brindar nueva información lo que dificulta  el trabajo de investigación. En oportunidades recurren a la opinión de los estudiosos pero finalmente, brindan una imagen distorsionada de los casos y en otras oportunidades, generan “mesas de análisis” a partir de opiniones enfrentadas entre supuestos científicos, escépticos e investigadores que nada aportan a la opinión pública, como si de una carrera se tratara y los debates terminan en su mayoría con polémicas que nada tienen que ver con la realidad de los casos presentados.
En raras ocasiones se limitan a brindar un informe sin que los propios conductores aventuren una opinión, sólo por el desconocimiento que tienen del tema, ya que no salen de los estudios cerrados a buscar en la calle los hechos reales. Eso no contribuye en absoluto con la investigación. Por el contrario, la gente se disgusta, se divide y se genera la confusión.
En el caso de los medios gráficos la cosa es diferente, ya que abordan los casos mas sonados durante dos o tres ediciones hasta que surge un nuevo tema que toman como eje.
Lo que no tienen en cuenta los medios es la calidad de los testigos, especialmente los del interior del país, donde la gente no tiene necesidad de “trascender” a los grandes medios nacionales, ya que viven su vida en la misma población y sólo cuentan con el respeto de sus vecinos que son los que en definitiva avalan su aporte por su trayectoria como poblador.
El intento de descalificación de los casos por los medios nacionales, es algo que tiene íntima relación con lograr un efecto espectacular y ganar más rating sin tener en cuenta el análisis de los hechos a nivel informativo.
En ese marco, la misma población es la que decanta cuáles son los medios que le dan un mejor tratamiento al tema, según la experiencia recogida a lo largo de 30 años de investigación.
Un párrafo aparte hay para los medios radiales que generalmente, “contagiados” por grandes producciones nacionales lo primero que hacen para dar marco a una noticia de este tipo es colocar como cortina musical el tema de la serie “Expedientes X” y según la capacidad y calidad del conductor, se inicia una nota que lejos de aclarar al oyente, lo confunden con su opinión que lejos está de ser válida por estar frente a un micrófono. Obviamente siempre hay honrosas excepciones de objetividad.
En definitiva, los medios regionales le dan un tratamiento “light” al tema, con el objeto que les permita vender un poco más. Los medios del interior tienen una inocultable influencia de los grandes medios nacionales lo que queda demostrado que “es noticia” cuando es espectacular y garantiza la venta. Y aquí vale hacer una nueva aclaración que siempre hay honrosas excepciones.

LA FUERZA DE LA FANTASIA
El comportamiento de los medios de comunicación es lamentable cuando le toca abordar un tema relacionado con la astronomía y más aún cuando se relaciona con el fenómeno OVNI.
Es increíble como los “opinadores” generan la incertidumbre en la audiencia o lectores, según el medio de que se trate, realizando crónicas que rayan entre lo sensacionalista y lo ridículo, para finalmente dar una estocada final, con una reflexión en la que intentan derrumbar el castillo construido con sus propias especulaciones.
Todo realizado sin el más mínimo rigor profesional o científico, porque no se tiene en cuenta el lector u oyente distraído que puede tomar las especulaciones periodísticas como información objetiva.
La reflexión es necesaria ante la caída en un meteorito o bólido en la región oeste de La Pampa y sur de Mendoza. Se trató de un fenómeno astronómico “natural”, pero no faltaron noticieros en los que con una música específica para generar misterio, se lanzaron al aire interrogantes sobre si podría tratarse de algo relacionado con el fenómeno OVNI. Sin dudas ese tema les podría servir para vender más ejemplares o en su defecto para capturar mayor audiencia.
Por supuesto a los dos días se olvidan del tema y abordan con el mismo espíritu otro.
Lo que resulta una postura cuanto menos hipócrita es que en oportunidades, algunos medios, por suerte hay honrosas excepciones, cuando sí tienen enfrente un fenómeno OVNI, pretenden vestirse con traje cientificista para investigar no el caso, sino al testigo utilizando frases sueltas y mordaces como “¿qué habría tomado este muchacho antes de contar esta historia?”.
Y lo más patético son las posturas de algunos medios del interior que, como si fueran de grandes ciudades, intentan ridiculizar a sus comprovincianos, lo que obviamente deja en claro la falta de profesionalismo, ya que olvidando su misión de informar, pretenden “formar” con falacias.
Como dije unos párrafos más arriba, por suerte hay honrosas excepciones.
A esta altura creo que sonará reiterativo pero nunca está demás recordar que “no todo lo que vuela es un OVNI” y que “no todo OVNI es de procedencia desconocida o extraterrestre”. Es fundamental que a la hora de hablar del tema, tengamos los pies puestos sobre la tierra porque sino, corremos el riesgo de convertirnos en uno de los tantos chantas que se dicen investigadores cuando en realidad, no salen de las grandes ciudades, jamás pasan frío ni se embarran los pies para hacer una investigación de campo.