Las mutilaciones de animales no dejan de ser
un misterio sin respuesta y vale la pena pasados los trece años hacer un
balance y un nuevo análisis a fin de evaluar un fenómeno que arreció en los
años 2002 y 2003 por la cantidad de sucesos registrados. Si bien los años
posteriores la cifra disminuyó, nunca dejaron de aparecer en cantidades menores
pero en forma constante cada mes las estadísticas se mantuvieron entre dos y
una decena de animales en la región pampeana, manteniendo la angustia de los
productores que nunca tuvieron una respuesta que satisficiera sus
interrogantes.
Ratón hocicudo rojizo, la especie "acusada" de las mutilaciones |
Los episodios también en algunos casos
aparecieron con los tanques australianos de varios establecimientos rurales
vacío en forma inexplicable, porque cuando los volvieron a llenar, la carga se
mantuvo en forma normal, lo que indica que “alguien” sin dejar el mínimo
vestigio de su accionar, se llevó el líquido elemento.
La cantidad considerablemente menor de
animales muertos con los clásicos cortes registrados definidos como
mutilaciones extrañas, en muchos casos generó además de la resignación de los
productores a sufrir una pérdida inexplicable, a quedarse callado y no realizar
denuncia del episodio, lo que se traduciría en una cuestión burocrática ya que
luego de radicar la denuncia en sede policial, los productores son citados a
los estrados judiciales a reafirmar sus dichos, lo que en ocasiones representa
el costo de un viaje y el suceso queda sin respuesta.
Otra imagen del RHR, especie que según los especialistas pampeanos no podría sobrevivir a la rigurosidad del clima. |
Un lector del blog preguntó si había imágenes
del “famoso ratón hocicudo rojizo” y en realidad, hoy exponemos fotos es la
especie que NO se conoce en La Pampa. Oportunamente, el desaparecido responsable
del Museo Provincial, Dr. Gustavo Siegenthale reconoció al grupo de investigación
que como responsable de la cantidad de trampas colocadas, jamás se capturó
ningún ejemplar de la especie en cuestión y fue más allá “tampoco podría
sobrevivir a la rigurosidad del clima, especialmente en invierno”. Lo dijo y
sostuvo una autoridad del tema.
A esta altura resulta extraño que a nivel oficial
no se hayan dispuesto medidas a fin de brindar a los productores una idea del
fenómeno. Como tampoco políticas más allá de los estudios primarios realizados
por profesionales relacionados con la rama veterinaria y la intervención de la
Facultad de Veterinarias de la Universidad Nacional de La Pampa a principios de
la década del 2000.
Por otra parte desde las Fuerzas Armadas
tampoco se han visto maniobras, al menos perceptibles, de búsqueda, mas que
sondeos realizados a algunos investigadores en busca de algunas pautas, ante lo
que sin dudas representa una violación del espacio aéreo, al momento que muchos
testigos mencionan la presencia de “luces” o extrañas naves que por su
proximidad, relacionan con el fenómeno de la mutilación de animales.
Sin embargo, se sabe que hay existido
contactos y comunicaciones al respecto con otros países pero se mantienen en
reserva inexplicablemente, cuando toda una sociedad se pregunta y está
expectante muchas veces a la información que brindar los investigadores que con
esfuerzo se desplazan por las distintas geografías en busca de una respuesta y
de alguna manera, dan contención a los productores que tienen muchas preguntas
sin respuesta.
El hecho de haber podido recorrer miles de
kilómetros en busca de la pista que permitiera al menos esbozar una hipótesis
de trabajo, la que luego habría que demostrar, no significa que los
investigadores de campo tengan la respuesta definitiva. Tan sólo a fuerza de
voluntad y el reconocimiento de algunas instituciones, han logrado ser el nexo
entre los científicos que seriamente se comprometen con el fenómeno pero
prefieren mantener su nombre en el anonimato para evitar complicaciones. Eso
habla a las claras que a nivel oficial no se quiere abordar el tema al menos
disponiendo medidas en busca de una respuesta.
Pero transcurridos estos años, no podemos
soslayar algunos detalles que con el correr del tiempo hemos podido advertir,
lejos de la intensidad de las recorridas que realizamos en los años 2002, 2003
y 2004. Con detenimiento, e intercambiando impresiones y detalles con
investigadores de otras regiones, estamos en condiciones de sostener que si
bien existieron patrones “clásicos”, también se han encontrado señales de
actitudes inteligentes por parte de los responsables del fenómeno y además,
cierta interacción con los testigos y esos detalles vale la pena tenerlos en
cuenta.
Decenas de testimonios recogidos en los
primeros años, señalaban la presencia de “luces” de distinta coloración, con
formas diferentes que variaban desde una esfera hasta un triángulo. Las
coloraciones viraban del rojo al amarillo, naranja y azul y eran perfectamente
distinguibles durante la noche. Pero también hay relatos de presencia de
extrañas naves a plena luz del día, con forma definida, que provocaban una
reacción en el ganado que huía despavorido en la dirección contraria en la que
se desplazaba la nave. Eso se traduce en una reacción de los animales ante el
peligro, algo que es una natural respuesta instintiva seguramente, pero no
podemos soslayar una percepción particular ante un evento de estas
características.
Pero no todos los episodios en los que
apareció un animal mutilado se relacionaron con luces, así como no todos se
relacionaron con la falta de agua de los tanques australianos.
Hubo un caso particular en el que un grupo de
cuatro rudos cazadores observaron una extraña figura junto a un animal en una
oscura noche pampeana. Cuando enfocaron el reflector hacia el animal al que
escuchaban mugir con cierta desesperación, vieron una extraña figura oscura de
la que se destacaban con notoriedad sus ojos de color rojo. Los cazadores
decidieron acercarse pero al momento de relatar la experiencia reconocieron que
sintieron una rara sensación ante la desconocida presencia. Avanzaron
lentamente sin dejar de iluminar al extraño ser del que sólo describieron los
ojos y estimaron que su altura no superaba 1,60 m.
En ningún momento se les ocurrió esgrimir
algunas de sus potentes armas, estaban impactados con la visión al punto tal,
que tampoco avanzaron a gran velocidad, sino que lo hicieron lentamente.
Advirtieron que el extraño ser, de color oscuro comenzó a alejarse del animal
pero siempre mirándolos fijamente con sus ojos rojos y hasta ensayan un gesto
de cierta amenaza. El ser se desplazó hasta un bajo y luego se internó en un
monte. Mientras los cazadores atónitos observaron que el animal tenía un
profundo hueco en su ano, por lo que estimaron que habría parido un ternero. La
experiencia los decidió a abandonar por esa noche la cacería y regresaron al
casco del establecimiento donde se acostaron. Al día siguiente, luego de
comentar la experiencia se trasladaron al lugar con el encargado del campo y
encontraron el animal muerto y con las clásicas mutilaciones. Obviamente
decidieron abandonar la cacería y regresar a la ciudad. Tres de ellos sufrieron
un impacto emocional considerable al punto tal que no querían referirse al tema
públicamente y sólo lo hicieron en contadas ocasiones ante un pequeño círculo
familiar. El cuarto cazador decidió compartir la experiencia con el autor de
este trabajo y así se pudo ubicar geográficamente la zona y realizar algunas
recorridas por la región que no arrojaron otros resultados.