17.5.15

MUTILACIONES: TRECE AÑOS DESPUÉS… NOTA II


Las mutilaciones de animales no dejan de ser un misterio sin respuesta y vale la pena pasados los trece años hacer un balance y un nuevo análisis a fin de evaluar un fenómeno que arreció en los años 2002 y 2003 por la cantidad de sucesos registrados. Si bien los años posteriores la cifra disminuyó, nunca dejaron de aparecer en cantidades menores pero en forma constante cada mes las estadísticas se mantuvieron entre dos y una decena de animales en la región pampeana, manteniendo la angustia de los productores que nunca tuvieron una respuesta que satisficiera sus interrogantes.
Ratón hocicudo rojizo, la especie "acusada" de las mutilaciones
Los episodios también en algunos casos aparecieron con los tanques australianos de varios establecimientos rurales vacío en forma inexplicable, porque cuando los volvieron a llenar, la carga se mantuvo en forma normal, lo que indica que “alguien” sin dejar el mínimo vestigio de su accionar, se llevó el líquido elemento.
La cantidad considerablemente menor de animales muertos con los clásicos cortes registrados definidos como mutilaciones extrañas, en muchos casos generó además de la resignación de los productores a sufrir una pérdida inexplicable, a quedarse callado y no realizar denuncia del episodio, lo que se traduciría en una cuestión burocrática ya que luego de radicar la denuncia en sede policial, los productores son citados a los estrados judiciales a reafirmar sus dichos, lo que en ocasiones representa el costo de un viaje y el suceso queda sin respuesta.
Otra imagen del RHR, especie que según los especialistas pampeanos
no podría sobrevivir a la rigurosidad del clima.
Un lector del blog preguntó si había imágenes del “famoso ratón hocicudo rojizo” y en realidad, hoy exponemos fotos es la especie que NO se conoce en La Pampa. Oportunamente, el desaparecido responsable del Museo Provincial, Dr. Gustavo Siegenthale reconoció al grupo de investigación que como responsable de la cantidad de trampas colocadas, jamás se capturó ningún ejemplar de la especie en cuestión y fue más allá “tampoco podría sobrevivir a la rigurosidad del clima, especialmente en invierno”. Lo dijo y sostuvo una autoridad del tema.
A esta altura resulta extraño que a nivel oficial no se hayan dispuesto medidas a fin de brindar a los productores una idea del fenómeno. Como tampoco políticas más allá de los estudios primarios realizados por profesionales relacionados con la rama veterinaria y la intervención de la Facultad de Veterinarias de la Universidad Nacional de La Pampa a principios de la década del 2000.
Por otra parte desde las Fuerzas Armadas tampoco se han visto maniobras, al menos perceptibles, de búsqueda, mas que sondeos realizados a algunos investigadores en busca de algunas pautas, ante lo que sin dudas representa una violación del espacio aéreo, al momento que muchos testigos mencionan la presencia de “luces” o extrañas naves que por su proximidad, relacionan con el fenómeno de la mutilación de animales.
Sin embargo, se sabe que hay existido contactos y comunicaciones al respecto con otros países pero se mantienen en reserva inexplicablemente, cuando toda una sociedad se pregunta y está expectante muchas veces a la información que brindar los investigadores que con esfuerzo se desplazan por las distintas geografías en busca de una respuesta y de alguna manera, dan contención a los productores que tienen muchas preguntas sin respuesta.
El hecho de haber podido recorrer miles de kilómetros en busca de la pista que permitiera al menos esbozar una hipótesis de trabajo, la que luego habría que demostrar, no significa que los investigadores de campo tengan la respuesta definitiva. Tan sólo a fuerza de voluntad y el reconocimiento de algunas instituciones, han logrado ser el nexo entre los científicos que seriamente se comprometen con el fenómeno pero prefieren mantener su nombre en el anonimato para evitar complicaciones. Eso habla a las claras que a nivel oficial no se quiere abordar el tema al menos disponiendo medidas en busca de una respuesta.
Pero transcurridos estos años, no podemos soslayar algunos detalles que con el correr del tiempo hemos podido advertir, lejos de la intensidad de las recorridas que realizamos en los años 2002, 2003 y 2004. Con detenimiento, e intercambiando impresiones y detalles con investigadores de otras regiones, estamos en condiciones de sostener que si bien existieron patrones “clásicos”, también se han encontrado señales de actitudes inteligentes por parte de los responsables del fenómeno y además, cierta interacción con los testigos y esos detalles vale la pena tenerlos en cuenta.
Decenas de testimonios recogidos en los primeros años, señalaban la presencia de “luces” de distinta coloración, con formas diferentes que variaban desde una esfera hasta un triángulo. Las coloraciones viraban del rojo al amarillo, naranja y azul y eran perfectamente distinguibles durante la noche. Pero también hay relatos de presencia de extrañas naves a plena luz del día, con forma definida, que provocaban una reacción en el ganado que huía despavorido en la dirección contraria en la que se desplazaba la nave. Eso se traduce en una reacción de los animales ante el peligro, algo que es una natural respuesta instintiva seguramente, pero no podemos soslayar una percepción particular ante un evento de estas características.
Pero no todos los episodios en los que apareció un animal mutilado se relacionaron con luces, así como no todos se relacionaron con la falta de agua de los tanques australianos.
Hubo un caso particular en el que un grupo de cuatro rudos cazadores observaron una extraña figura junto a un animal en una oscura noche pampeana. Cuando enfocaron el reflector hacia el animal al que escuchaban mugir con cierta desesperación, vieron una extraña figura oscura de la que se destacaban con notoriedad sus ojos de color rojo. Los cazadores decidieron acercarse pero al momento de relatar la experiencia reconocieron que sintieron una rara sensación ante la desconocida presencia. Avanzaron lentamente sin dejar de iluminar al extraño ser del que sólo describieron los ojos y estimaron que su altura no superaba 1,60 m.

En ningún momento se les ocurrió esgrimir algunas de sus potentes armas, estaban impactados con la visión al punto tal, que tampoco avanzaron a gran velocidad, sino que lo hicieron lentamente. Advirtieron que el extraño ser, de color oscuro comenzó a alejarse del animal pero siempre mirándolos fijamente con sus ojos rojos y hasta ensayan un gesto de cierta amenaza. El ser se desplazó hasta un bajo y luego se internó en un monte. Mientras los cazadores atónitos observaron que el animal tenía un profundo hueco en su ano, por lo que estimaron que habría parido un ternero. La experiencia los decidió a abandonar por esa noche la cacería y regresaron al casco del establecimiento donde se acostaron. Al día siguiente, luego de comentar la experiencia se trasladaron al lugar con el encargado del campo y encontraron el animal muerto y con las clásicas mutilaciones. Obviamente decidieron abandonar la cacería y regresar a la ciudad. Tres de ellos sufrieron un impacto emocional considerable al punto tal que no querían referirse al tema públicamente y sólo lo hicieron en contadas ocasiones ante un pequeño círculo familiar. El cuarto cazador decidió compartir la experiencia con el autor de este trabajo y así se pudo ubicar geográficamente la zona y realizar algunas recorridas por la región que no arrojaron otros resultados.