Misteriosas
ausencias del líquido vital
La
aparición de tanques australianos vacíos de la noche a la mañana, obligó a
entrelazar la presencia de las extrañas naves por la región y su potencial
relación con los episodios de mutilación de animales.
Los
tanques son los clásicos reservorios construidos para almacenar agua para la
hacienda, abastecido por el infaltable molino de viento y según sus dimensiones
pueden tener una capacidad que normalmente va de los 30 mil a los 300 mil
litros del vital elemento.
Pero
¿quién puede transportar semejante cantidad de agua en horas o minutos sin
dejar la mínima señal?
El
interrogante no era nuevo para nosotros porque ya a fines de la década de los
años ’70 del siglo pasado recogimos los primeros relatos, pero fueron hechos
muy aislados que como explicación determinaron la potencial causa a una vieja
filtración o rotura de algún sector, aunque nadie encontró jamás la falla
cuando lo volvieron a llenar.
Otro
relato llamativo respecto a la posible extracción de agua lo obtuve en la zona
rural de Telén, donde un vecino que circulaba por la ruta 10, una noche en la
que una tormenta se cernía sobre la región, observó un gigantesco con forma de
disco suspendido sobre una laguna que se observa en dirección a la Escuela
Hogar. El testigo aseguró que del plato volador salía algo con forma irregular
“como si fuera el tronco de una parra” según sus propias palabras y que se
introducía en la laguna. Eso le hizo suponer que estaba extrayendo agua. Era de
madrugada y no tenía a quien avisar para que viniera a observar el extraño
espectáculo por lo que decidió ir hasta su casa, en la localidad de Victorica y
regresó con una filmadora Panasonic M 9000 pero al regresar, “el plato ya no
estaba”.
Los
episodios masivos de tanques vacíos comenzaron a llegar en el año 2002,
justamente cuando toda la atención estaba centrada en las mutilaciones
animales.
Ese
año, el médico veterinario Daniel Belot comprobó en varios establecimientos del
oeste de la provincia de Buenos Aires la especie y le llamó la atención que en
el fondo de los tanques, se hallaran gran cantidad de algas secas “como si las
hubieran cocinado”.
Nadie
se explicaba el nuevo fenómeno, mientras tanto los tanques de la región
comenzaron a quedar secos de la noche a la mañana, como señal de que algo
anormal estaba ocurriendo.
A
esta altura obviamente comenzamos a preguntarnos qué relación tenía la
extracción del agua con las mutilaciones de animales.
Los
episodios se repitieron por decenas también en la provincia de La Pampa y al
igual que las mutilaciones, nunca cesaron. Hoy en día, al menos una vez por
mes, recibimos el informe que en determinada zona de la provincia “un tanque
apareció vacío”.
Los
relatos más contundentes seguramente tienen que ver con la comprobación de los
hechos en el escaso tiempo que le demandó a los extractores para hacerse con el
líquido elemento.
En
tal sentido, tuve oportunidad de escuchar el conmovedor relato de un productor
del norte de la provincia de La Pampa, de la zona rural de la localidad de
Parera que contó que una noche, antes de irse a dormir, fue hasta la casa del
encargado para preguntar si necesitaba que le trajera algo del pueblo al día
siguiente.
Para
llegar a la vivienda, debía recorrer un trayecto de unos 80 metros por un
sendero que obligadamente hacía que sus pasos pasen al lado del tanque
australiano. Eran poco más de las 22 horas y cuando pasó al lado del tanque
todo era calma y estaba normal. Tan sólo 15 minutos después, el tiempo del
diálogo que mantuvo con el empleado, cuando volvió a pasar por el tanque…
estaba vacío!!! Sin que ellos repararan en ningún tipo de anormalidad.
Al
día siguiente, dispusieron el trabajo del molino para volver a llenar el
reservorio, luego de lo cual comprobaron que no tenía pérdidas de ningún tipo y
hasta el día de hoy, presta su servicio normalmente.
Fue
precisamente en la misma época en que también en zonas de quintas de algunas
localidades se detectó el mismo fenómeno. Un funcionario municipal de la
localidad de Toay, unos 10 kilómetros al SO de la capital pampeana Santa Rosa,
había dejado todo preparado para iniciar la temporada de verano en una quinta
de su propiedad. La pileta de unos 14 metros de largo por 6 de ancho estaba
llena hasta el borde. Lo comprobó un domingo a las 22 horas.
A
la mañana siguiente antes de concurrir a trabajar pasó por el lugar y con
sorpresa comprobó que una buena parte del líquido ya no estaba. Apesadumbrado
por lo que suponía una filtración y el trabajo que deberían realizar para
sellar la pérdida justo al comienzo del verano, le dio aviso a su hija de
profesión arquitecta que llegó al lugar a realizar las mediciones pertinentes.
La
sorpresa no terminó ahí, las pruebas de profundidad realizadas no indicaban que
hubiera una fuga de agua en los alrededores de la pileta, por lo que requirió
el auxilio de un colega ingeniero en construcciones que confirmó las pruebas
realizadas. Volvieron a llenar la pileta y… ya no hubo fuga.
El
propietario del lugar estimó que para llevarse la cantidad de agua que faltaba,
unos 50 mil litros, hubieran sido necesarios al menos 9 camiones regadores para
su transporte pero, no había ninguna huella en decenas de metros a la redonda.
Por tal motivo, comenzó a preguntar a sus vecinos si habían observado o
experimentado algo extraño la noche que le robaron el agua y, una vecina le
confirmó que su hijo había visto algo y que estaba muy asustado. En un corto
diálogo el jovencito que regresaba de madrugada a su casa, contó que suspendido
sobre la pileta había un objeto redondo y luminoso de gran tamaño, aunque no observó
más detalles que orientaran la presencia de algún ducto para elevar el agua.
En
la zona rural de Miguel Riglos, una madrugada el encargado observó movimientos
extraños en el campo. Los animales estaban nerviosos, los perros aullaban y
escuchaba correr y relinchar los caballos. Miró por la ventana y vio algo que
lo conmovió de tal manera que desde ese día no quiso quedarse más solo de noche
en el campo. A la mañana siguiente, el tanque de 300 mil litros de agua estaba
vacío.
No
hubo posibilidades de mantener un diálogo directo con el testigo porque según
los administradores del establecimiento estaba muy conmocionado y ni siquiera a
ellos les había podido describir lo que vio o vivió.
Por
este tipo de episodios es común que en los establecimientos rurales mas
pequeños, nadie se quede de noche y la presencia del hombre se observa sólo de
día.
Otro de
los grandes reservorios vacíos, con una capacidad también de 300 mil litros se
produjo en la zona de Conhelo, al norte de la provincia de La Pampa. También de
la noche a la mañana el tanque apareció inexplicablemente vacío, para lamento
de los propietarios ya que según la época del año, el agua suele ser muy
escasa.