La experiencia de tres pilotos de Aerolíneas Argentinas con la observación de “una luz” en la distancia en el espacio aéreo comprendido entre La Pampa y Río Negro, generó expectativa en el público, ávido de conocer detalles. Obviamente no faltaron los improvisados que a modo de “primicia” dijeron que era “el mejor caso”, superior inclusive que el “Caso Polanco” de 1995.
A partir de la “primicia” comenzaron las improvisaciones
y la difusión de supuestos diálogos de pilotos que nunca se identificaron y que
fueron descartados por las torres de control de la región. Las improvisaciones
continuaron con una “supuesta persecución”, la que nunca existió y todo se
diluyó en “los 5 minutos de fama”.
Al abordar el tema seriamente, se puede afirmar que este
tipo de episodios son más frecuentes de lo que suponemos y los protagonistas
evitan mencionarlos para evitar el papeleo posterior y los test psicológicos a
los que deben someterse cuando esto trasciende.
El “Caso Polanco” producido en 1995 cuando un avión de
Aerolíneas Argentinas y otro de Gendarmería Nacional se disponían a aterrizar y
observaron un OVNI en un extremo de la pista de aquella ciudad e inmediatamente
se produjo un corte en el suministro de energía eléctrica, lo que generó
maniobras de las aeronaves para descender cuando la electricidad volvió a la
pista.
Al aterrizar, el comandante Jorge Polanco hizo púbica la
experiencia en la convicción de haber vivido un evento único, sin evitar que su
nombre trascendiera y asumiendo la responsabilidad con el respaldo de su
experiencia de años, suficiente como para descartar que podría haberse tratado
de “las luces de un reflector”.
Lo positivo que deja este tipo de experiencias es que la
gente común está ávida de saber un poco más, de algo que “está ahí” y sobre los
que muy pocos pueden hacer afirmaciones.