La soberbia del hombre, de creer que el fenómeno OVNI debe responder a patrones establecidos por la raza humana, no es más que eso, una actitud soberbia. Porque el fenómeno se manifiesta cuándo, dónde y cómo quiere, sin responder a parámetros pre establecidos. Obviamente que menos responderá a teorías rebuscadas en que se pretende que el fenómeno es tan sólo una manifestación mental.
En ese marco, comienza un nuevo debate entre la gente que
aborda honestamente el tema, superados los intentos de los youtubers, que
acumulan horas y seguidores diciendo cualquier cosa que represente la
posibilidad de “solicitar colaboraciones” para continuar con su objetivo, de
sumar cantidades, pero nunca intentar una respuesta objetiva y menos seria del
tema que nos interesa.
Así como en las últimas décadas del pasado siglo en que
algunos “iluminados” pretendieron ser “voceros” de civilizaciones que nos
visitan, prometiendo “ayuda” y “encuentros programados” con dudosas hermandades,
argumentos que cayeron por su propio peso de no poder demostrar, hoy se instala
un debate entre quienes analizan los “resultados” de grupos científicos armados
por alguna potencia, con jugosos presupuestos, pero que jamás le contarán al
mundo los resultados de sus investigaciones, porque es algo que guardan bajo
siete llaves.
Mientras tanto, el fenómeno se sigue manifestando cada
vez con mayor energía y originando una apertura en el común de la gente que
está mas allá de la “guía” que en algún momento pretendieron ser algunos “iluminados”.
Sí, la gente común, la que no recibió ningún presupuesto para estudiar ni presuponer
algo sobre el fenómeno OVNI, está formando su propia opinión precisamente por
la gran cantidad de aparición de naves convencionales en ciertas regiones del
mundo.
Esto, obviamente da por tierra con los intentos de
ilustrados que pretenden traducir, que la gente está viendo cosas que no son,
cuando en realidad la gente ve lo que vé y los describe sin ningún tipo de
esquema sugerido. Por eso la importancia de los testimonios de primera mano,
los que obtienen los investigadores de campo, que lejos están de pasar horas
leyendo investigaciones parciales sobre las que hacer una hipótesis o teoría,
sin conocer la idiosincrasia del protagonista real.
Por eso, a esta altura de mi dilatada trayectoria como
investigador de campo, creo que ha llegado el momento de dividir las aguas y
dejar de lado las suposiciones subjetivas para abordar el tema como corresponde
y no a la distancia. Eso permite a un investigador de campo dar prioridad al
testigo, luego al suceso y por último a la interpretación o demostración del
hecho.
Como síntesis, sostengo que se terminó el tiempo de las
suposiciones y teorías trasnochadas. Ya es hora que los investigadores asuman
la responsabilidad de hablar de lo que hacen con la propiedad que el tema OVNI
lo amerita, partiendo de la premisa que el eje de la cuestión no es el hombre y
sus extraños comportamientos.