8.2.21

OVNI, LA BUSQUEDA SIN FIN

Este artículo forma parte de uno de los capítulos del libro de próxima aparición “OVNI, La Búsqueda sin Fin” de quien suscribe. Sintetiza mi experiencia como investigador de campo. Que lo disfruten…


EL HOMBRE DE LOS PLATOS


          “¡¡¡Ehhh Quique Mario… yo vi un OVNI!!!” el grito provenía de un sujeto encapuchado que surgió de un grupo que realizaba el primer corte de una ruta nacional en la provincia de La Pampa, en reclamo de la liberación de varios jóvenes detenidos. Llegué al lugar cumpliendo con mi trabajo como redactor del diario La Arena y luego de conversar con el líder del grupo, uno de los jóvenes encapuchados se me acercó y me relató su experiencia. Me parecía increíble recibir su testimonio en el marco de un corte de ruta, en el año 1995, rodeado de encapuchados que blandían palos y piedras frente a la presencia policial. La escena tenía sin dudas ribetes surrealistas.

          Sin embargo, caí en la cuenta que era innegable que me había convertido en un referente en lo que hace a la investigación y difusión del tema. Ellos me conocían porque escuchaban de niños el programa “Universo tres… temas del tercer milenio” que en forma ininterrumpida realicé durante 6 años (1976 – 1982) por LU 33 Emisora Pampeana, la única emisora comercial de amplitud modulada de la región por aquel entonces.

          Este tipo de anécdotas se repiten aún en la actualidad, pero otra digna de mencionar sucedió cuando llegué en uno de mis innumerables viajes, en el mes de enero de 2001, a un establecimiento en plena zona de monte. Apenas descendí del auto para abrir la tranquera que me conducía al guarda patio de la casa, escuché el grito del encargado del lugar “Quique Mario… anoche tendrías que haber venido… porque anoche pasó el OVNI…” de inmediato giró su cabeza y le gritó a otro hombre que desarrollaba tareas a unos cien metros del lugar “Felipe!!! Vení, contale a Quique Mario lo que vimos anoche…”. Y con esa espontánea bienvenida, se desarrolló el relato por parte de los protagonistas no de una historia, sino de decenas de observaciones. En este caso en particular afirmaron que “anoche, poco antes de las 10, cuando estábamos juntando las cosas para ir a comer, vimos venir el OVNI… era redondo, como un plato, muy grande, calculo que mas de 50 metros de diámetro… volaba bajito, muy silencioso… se veían ventanillas redondas y cada tanto, iluminaba el monte con un flash como si sacara fotos… lo vimos hasta que desapareció hacia el este”.

          Y otro aporte risueño de las comunicaciones insólitas fue el de un vecino de la localidad de Puelches que en una oportunidad me llamó por teléfono reclamando “Quique Mario, cuando vas a venir… acá vemos platos voladores todos los días…” como si mi presencia fuera a darles una respuesta contundente, pero expresado en el sentido que ellos querían compartir la experiencia con alguien que se dedica a estudiar el tema.

          Anécdotas, eso son lo que no podían dejar de ser parte de este trabajo. Sin darme cuenta, me había convertido en referente en la región pampeana. La mención de un caso relacionado con platos voladores, irremediablemente se relacionaba con mi nombre. Y eso es algo que pude comprobar en mis recorridos por distintos sectores de la región, en diferentes épocas del año.

          Eso también me dio argumento para sostener que los platos voladores constituyen un  fenómeno sociológico y mucho más. En algunos pueblos es algo folklórico. Y la gente se refiere a ellos con total naturalidad y los relatos se asocian y permiten establecer clasificaciones según las características del “plato volador”, tema que desarrollaré en un capítulo de esta obra.

          El hecho de abordar un trabajo de estas características, en el que pudiera volcar la experiencia recogida en más de 40 años en los que recorrí de miles de kilómetros en distintas direcciones como investigador de campo, fue inspirado en el aliento que me brindó el antropólogo Carlos Martínez Sarasola para que transmitiera mi experiencia. Si bien los apuntes retozaban en mi computadora, con un desorden que sólo yo entendía, la propuesta fue el disparador para comenzar a repasar las experiencias y enriquecerlas con los nuevos aportes de los testigos años después…