El "Caso Sayago" se convirtió en un clásico de los años '80. El suceso, por sus características espectaculares ocupó grandes espacios en los medios nacionales, mientras un grupo de jóvenes del desaparecido S.I.O.V.N.I., iniciaron la investigación de campo y el seguimiento del protagonista de la increíble historia. El 22 de septiembre de 1982, dos años y medio más tarde, el testigo murió como consecuencia de una enfermedad renal, que según estimaron los facultativos "era congénita" por los antecedentes familiares. Pero cabe destacar que hasta el día del episodio que cambió su vida, Sayago, además de desempeñarse al frente de una empresa de pintura de obra, corría a diario entre 5 y 15 kilómetros como parte del entrenamiento de una de sus pasiones, el pedestrismo, que lo tuvo como animador en varias competencias.
EL HECHO
El suceso tuvo lugar al atardecer del 22 de abril de 1.980, cuando Fermín Sayago circulaba por la avenida circunvalación Santiago Marzo, al este de la ciudad con dirección sur norte en su vehículo Impala modelo '60. Eran las 19,15 de un lluvioso atardecer cuando según relató por aquel entonces el propio protagonista "algo oscuro y ovalado se me vino encima desde arriba", en el momento en que se disponía a cruzar la vía del ferrocarril cuyas dimensiones definió "como una habitación de 3 x 3". Sayago relató que "el motor del auto se detuvo y yo instintivamente me cubrí el rostro contra el volante" al pensar que ese objeto se estrellaría contra el rodado.
Aunque nada de eso ocurrió, el vehículo sin control se detuvo en la banquina contraria al sentido en que circulaba y Fermín Sayago descendió pensando solamente en hacer arrancar el auto. "Un detalle que recuerdo es que las luces estaban encendidas" destacó, lo que permitió deducir que el sistema eléctrico no fue afectado.
LOS SERES
Sayago levantó el capó del rodado y buscó la causa de la detención del motor. En ese instante advirtió que "un viento frío subió desde abajo" y "un sonido similar al tintinear de un llavero". Cuando levantó la vista, a un costado del vehículo observó "un ser", cuyas características poco menos que lo espantaron. "Me hacía señas con las manos, como para que me quedara tranquilo -aseguró Sayago-, quien lejos de acatar la sugerencia, giró para huir del lugar, pero... detrás de él había un segundo "ser" que lo tomó por la cabeza y lo levantó suavemente. "En ese momento sentí un pinchazo en la cabeza y me desmayé" afirmó el testigo.
CARACTERISTICAS
Consultado acerca de las características que más le llamaron la atención a pesar de la corta visión de los seres, el testigo aseguró que "sus rostros eran oscuros. De la cavidad de los ojos sólo alcanzó a apreciar un reflejo rojizo. Su nariz (si es que la tenían) era muy achatada" y de su boca recordó que "era una comisura más grande de lo normal. Sus orejas eran grandes y sobresalían de la cabeza hacia los costados". Respecto al atuendo que vestían lo definió "de color gris oscuro, pero como si tuvieran escamas, porque yo veía el brillo en esas escamas" y uno de ellos "tenía una especie de medallón en el pecho, con lo que aparentaba ser una cadena".
A 15 CUADRAS
A las 19,30 horas, (15 minutos después), Sayago apareció a quince cuadras del lugar, en una zona por demás transitada. Nadie lo vio llegar hasta allí. El primer transeúnte que se acercó a él, observó que permanecía sentado en el cordón de la vereda, mientras que el automóvil se hallaba cruzado sobre la avenida Belgrano, entorpeciendo la circulación. Alguien avisó a su familia mientras que una ambulancia trasladó al hombre que parecía "perdido" hasta un sanatorio céntrico, donde le realizaron las primeras atenciones, haciendo especial hincapié en su estado nervioso.
HERMETISMO
Los médicos se abstuvieron de hacer comentarios respecto a la situación vivida por Sayago, quien les relató pormenorizadamente el suceso. Hablar del tema en 1980 no era prohibitivo pero tampoco un profesional quería comprometer posturas. Al día siguiente, en medio de una profunda depresión nerviosa, Sayago fue dado de alta y se trasladó a su domicilio. Allí se produjo el primer contacto directo con los investigadores pampeanos, a los que relató su experiencia. Las visitas se sucedieron a diario y el testigo contó sus "extraños sueños" que no le permitían descansar y a esta altura ya se convertían en pesadillas. Su salud decayó considerablemente y ya nada fue igual para él, a pesar del incondicional apoyo de su esposa Alicia y su pequeña hija. Al cabo de algunos meses la enfermedad renal afloró con toda su crudeza, lo que obligó a realizar un tratamiento de diálisis hasta el día de su muerte, el 22 de septiembre de 1982.
INVESTIGACION DE CAMPO
Mientras los investigadores pampeanos desplegaron un movimiento que implicó el trabajo de mas de 20 personas, llegó a un punto en el que necesitaron el apoyo de alguien muy experimentado. Fue así como llegó a la ciudad el desaparecido Pedro Romaniuk quien ofreció un importante soporte científico a la tarea con resultados sorprendentes a través de una experiencia de hipnosis regresiva que por primera vez se realizó en la provincia.
Por sugerencia de uno de los médicos que lo atendió y que pidió reserva de su identidad, el caso continuó abierto y se reunió un importante aporte de testimonios de vecinos que permitió que el caso se convirtiera en un ícono de la ovnilogía regional sino internacional.
Oscar A. MARIO
Centro de Estudios UFO
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