6.9.22

OSNI: EL INCIDENTE - PARTE 2

 (by Quique Mario – CENTRO DE ESTUDIOS UFO)

 


Como repercusión de la publicación de la 1ra. nota que alude a la presencia OSNI (Objeto Submarino No Identificado) en los mares argentinos, fuentes confiables no sólo del sur del país sino también del exterior, reconocieron la precisión de los datos publicados por el CEUFO pero sumaron datos significativos.

 

En ese marco, destacaron que ningún medio de comunicación tradicional del país abordó el tema lo que supone una orden especial de “no hablar de ciertas cosas”, mientras que agencias de noticias del exterior hicieron referencia y pusieron la lupa en la región. También es real que no hubo ningún reclamo diplomático por parte de Inglaterra, lo que permite evaluar la presencia de algún grupo privado que realizó el auxilio al pesquero argentino, que además resultó testigo del incidente y contaría con una visión privilegiada y registro en imágenes el episodio.

 

Al margen de toda especulación y continuando con el relato de la apasionante historia de un buque argentino con “algo” sumergido, nuestro interlocutor afirmó que en medio de la confusión “las luces del pesquero se prendieron. Parece que “el inglés” (que a ciencia cierta, dudamos haya sido inglés) junto con el oficial de máquinas, habían logrado reparar el desperfecto eléctrico”.

 

El capitán ordenó poner marcha completa y la hélice golpeó contra algo metálico que estaba abajo del pesquero y chirrió a medida que avanzaba a motor pleno por varios segundos, “el hombre calcula que la hélice estuvo golpeando metal por al menos 60 metros!! y que lo que estaba abajo del pesquero era mucho más grande”.

A medida que se alejaban, el capitán le preguntó al “inglés” si no quería que dieran con rumbo para Malvinas que estaba más cerca, al menos si naufragaban estaban cerca de tierra. Este preguntó por handy y desde el helicóptero le respondieron que no, que sigan a toda velocidad que el objeto sumergido iba detrás de ellos. El pesquero estaba a unos 400 km de Punta Loyola, el puerto más cercano en el continente.

Durante una hora, el helicóptero los siguió desde altura iluminando el mar e informando que el objeto seguía detrás del barco y 20 horas después, el pesquero estuvo con rumbo de proa directamente hacia Punta Loyola, con problemas de comunicación, sondeo y radar. Después se dieron cuenta que el segundo golpe había volado la antena de radio, del radar y la torre de cableado del sondeo, cosa normal en un pesquero que no es nuevo y cuyas partes más expuestas se oxidan más rápido.

La única comunicación que tenían era un teléfono satelital que varias veces falló al comunicarse con emergencias navales y para ubicarse, disponían de un GPS que en la ubicación en 51°24' Sur y 66°45' Oeste, alrededor de la media tarde siguiente, la hélice volvió a golpear contra algo metálico mientras iban solos en medio del mar. Recordó que “el inglés” les recomendó tirar todo el peso por la borda, jaulas, carga, todo, cosa que hicieron y él mismo se fue a la popa del barco y descargó contra el mar todas las municiones de la pistola que llevaba, algo que suena ridículo pero ante la situación de algo que los seguía era una medida desesperada.

En tanto el capitán ordenó prender 2 tambores con trapos, sillas y otros combustibles en cubierta para hacer humo con la esperanza que los viera algún barco o aeronave y les llegara rescate, cosa que no ocurrió.

El testigo enfatizó que “ya casi de noche ese mismo día en que llegó a puerto, en 51°28' Sur y 68°04' Oeste vieron como el mar se levantaba a unos 300 metros del pesquero por algo que se movía por debajo y que dio toda una vuelta por estribor hacia popa para después dejar al mar tranquilo de nuevo. Pensaron que en ese momento se hundían pero después de eso, no tuvieron ningún otro incidente y el teléfono satelital comenzó a funcionar bien.

Pudieron avisar a un conocido del capitán en puerto San Julián para que los asista la gente de Punta Loyola donde iban a llegar a las horas. Aseguró que “los ingleses” les pidieron “confidencialidad” por la situación y les contaron que no era el primer encuentro de esa clase que ellos conocían en la zona, pero que nunca los habían creído y jamás habían escuchado de uno tan violento y de tantas horas. Mucho menos que el objeto persiguiera de alguna forma al pesquero.

Los dos “ingleses” fueron trasladados con el herido en ambulancia a Río Gallegos y de allí no se supo más de ninguno de los 3. Después me enteré que el capitán había hecho una revisión por buceo del pesquero en el muelle de Punta Loyola y parece que descubrió que la hélice tenía los filos de las palas todos doblados y el timón principal estaba arrancado, pero que el soporte de los timones laterales, así como los timones mismos estaban en buen estado. Para evitarse todo el papeleo burocrático y evitar que le retengan la nave, decidió soltar amarras e ir por costa a reparar el daño al norte.

Sin dudas el episodio es apasionante y por supuesto continuará en una próxima entrega, en la que intentaremos avanzar en la comprensión y analizar por qué en supuestos ámbitos oficiales se decide mantener “el silencio”, cuando está demostrado que es imposible “tapar el sol con las manos”... la verdad emergerá inexorablemente.