2.3.21

“OJOS ROJOS” EN LA PAMPA A 15 AÑOS DEL CASO PUCHETTA






La desaparición de un efectivo policial de la ciudad de General Pico, provincia de .La Pampa en extrañas circunstancias, motivó un gigantesco operativo de búsqueda del que participaron más de 150 efectivos, baqueanos, el ministro de Seguridad, el jefe de la institución policial, quienes ante la complejidad del caso, decidieron convocar al Centro de Estudios UFO, en la persona de quien suscribe.

 

El protagonista relató al CEUFO su tremenda experiencia, con la conmoción propia de quien sufrió un shock emocional impactante. La descripción de dos seres surgidos del cañaveral, que en fracción de segundos estuvieron junto a él y de los que describe con terror sus “ojos rojos”, grandes, almendrados, en los que veía reflejado su rostro. No recuerda en qué momento desarmó completamente el arma reglamentaria y esparció en el camino las municiones, ni cómo desarmó su teléfono celular ni el Handy de comunicación. Lo que sí recuerda es que comenzó a correr a grandes zancadas y “ellos venían flotando detrás de mí”. Las huellas se veían claramente a pesar de la lluvia de la madrugada y lo más extraño resultó que a luego de correr unos 1.400 metros, sus huellas desaparecen.

 

Su relato afirma que estuvo “adentro de algo” suspendido en el espacio, porque “por una ventanilla escuchaba el silbido de un hombre en el campo, como si llamara los perros” pero también describió el terreno que coincide con las características de una estancia de la zona.

El efectivo desaparecido, Sergio Puchetta, tenía por aquel entonces 31 años e integraba el cuerpo de efectivos que en moto recorrían zonas suburbanas y caminos rurales en prevención del delito. Esa noche del 2 de marzo de 2006, todo fue diferente. Poco después de las 22 hs. Puchetta llamó por teléfono a un camarada que estaba de franco, quien advirtió su extraño comportamiento y relato y confirmó su ubicación.

 

DETALLES DEL CASO
DIA: 2 de marzo de 2006
HORA: 21,30 aproximadamente.
TIEMPO: noche cálida con tormenta aproximándose desde el NO.
DESCRIPCION DE LA ZONA: cruce de caminos vecinales. Características comunes a las de cualquier zona, a excepción de un gran cañaveral sobre el sector oeste. Como característica principal presenta una extensión significativa de más de 300 metros de largo por un ancho variable entre los 2 y 3 mts. Los caminos se hallaban transitables y en buen estado antes de la lluvia que comenzó alrededor de la 1 de la madrugada.
UBICACIÓN: el lugar donde se desarrolló el episodio es parte de la zona rural de la localidad de Dorila con dirección a Maisonave, hacia el este.

EL PROTAGONISTA

Al momento del suceso, Puchetta tenía 31 años. En buen estado físico. Se desempeña en la sección Abigeato de la URII con asiento en General Pico. Casado. Su esposa tenía un avanzado embarazo. Según testimonios recogidos en el lugar y de sus compañeros, se trata de una persona normal, sin problemas familiares visibles. Posee un comercio (cyber), no tendría apremios económicos notorios y gozaba de un buen concepto de parte de sus superiores.

DETALLES A TENER EN CUENTA: El efectivo vio “algo” que lo obligó a desarrollar el acto de desarmar la pistola, el handy y dejar caer el teléfono. El suceso alienta una de las hipótesis barajadas de un principio. Bajo presión de alcances desconocidos, el testigo realizó mecánicamente esos movimientos. De acuerdo a su relato intentó alejarse del lugar porque “ellos lo seguían… me siguieron toda la noche…” expresó en forma insistente.

LA BÚSQUEDA

Más de 150 personas entre efectivos policiales, productores y empleados rurales, baqueanos y colaboradores trabajaron toda la noche. Llegué alrededor de las 7 de la mañana al lugar cuando arreciaba la tormenta y en la cabina de una camioneta sugerí al ministro de Seguridad y al jefe de Policía que mientras, consiguieran un avión para cuando cese la lluvia, comience a volar en círculos partiendo de ese lugar como referencia, en busca de pistas. Al mediodía, se contó con la colaboración de un piloto de General Pico y comenzó a recorrer la zona. Poco después del mediodía, la falta de resultados y el cansancio reinaban en todos los grupos hasta que alrededor de las 15,30, la radio de los móviles expresó que “había una persona sentada en un camino vecinal”.


APARECIO

Roberto Ayala, jefe de la Regional policial de General Pico saltó a la camioneta y lo seguí sin dudarlo. Recorrimos a alta velocidad por caminos con lagunas varios kilómetros hasta que llegamos a la ruta Provincia 1 y giró a la izquierda en dirección a Quemú Quemú en una zona que la policía identificó como “El Triángulo”. Al momento de llegar al lugar, el productor permanecía en el medio de la calle, alejado de PUCHETA que estaba sentado y en posición fetal sobre el costado oeste del camino.
El comisario Ayala intentó la primera comunicación sin respuesta. Me acerqué  a Puchetta desde su derecha y me arrodillé para estar a su altura y observé que mantenía sus extremidades en una posición llamativamente rígida, seguramente producto de un shock emocional considerable.
Le hablé para hacerlo reaccionar  diciendo que a su lado estaba el jefe de la Regional II y me identifiqué diciendo que estaba para ayudarlo. Le sugerí relajarse mediante un sencillo ejercicio de respiración, conduciéndolo con inspiración por nariz y exhalación por la boca. Poco a poco Sergio Puchetta comenzó a distenderse y pude revisar sus manos sin hallar anormalidades. Lo mismo ocurrió con su cabeza, aunque no podía observar el rostro. Dijo que le ardía la vista. Mantenía insistentemente cubierto su rostro.

EL RELATO

Cuando estiró sus extremidades inferiores comenzó a relatar entrecortadamente que “me siguieron toda la noche” ante la pregunta “¿quiénes?” expresó que “eran dos… tenían los ojos rojos…” Ante la pregunta sobre el aspecto de sus perseguidores dijo que “parecían transparentes… y tenían los ojos rojos… con los ojos me hacían doler la cabeza… me decían lo que tenía que hacer… me hicieron llamar por teléfono… me dijeron que esta noche me vendrían a buscar…”
Interrogado sobre su arma reglamentaria desarmada expresó, “no sé”, términos que repitió al requerirle sobre el handy y el celular. Insistió … ”me siguieron toda la noche”.

DESAHOGO

Cuando hubo relajado gran parte de su cuerpo, lo invité a levantarse y ayudándolo con el comisario inspector AYALA se puso de pie y rompió en llanto junto a su superior. Lo alenté a que lo hiciera para descargar la angustia que demostraba. En todo momento se cubrió el rostro. Pidió volver a sentarse y con nuestra ayuda lo hizo. Siempre cubrió el rostro con sus antebrazos. Lo invitamos a levantar la cabeza con Ayala y lo hizo a medias pero sin abrir los ojos
Insistió con el relato “tenían los ojos rojos…” y que lo “vendrían a buscar a la noche…”.
Su estado era propio de toda persona que sufrió un shock emocional muy fuerte.
Manifestó además que le ardían “los dedos” de las manos pero no presentaba anormalidades visibles. Dijo además que le ardían los pies y con nuestra ayuda se sacó borceguíes y medias. La planta de los pies presentaba el aspecto de quien ha caminado mucho y con signos de tener ampollas a causa de la transpiración.

LLEGÓ EMERGENCIAS

La médica de guardia llegó en una ambulancia y se limitó a decirle que venían a ayudarlo pero, con la firme decisión de trasladarlo directamente al hospital Centeno de General Pico.
Lo ayudamos a subir a la camilla. Se puso de pie y siempre cubriendo su rostro con los antebrazos se colocó boca abajo en la camilla.
Su arribo al hospital motivó la preparación de la sala de emergencias donde fue ingresado. Tres enfermeras trabajaron acomodándolo en la camilla, mientras observaban la doctora que lo trasladó el Dr. Covella y Dra. Lluch. Le ayudaron a quitarse toda la ropa y Covella inició una revisación superficial que no arrojó anormalidades. Lo consulté si le aplicaría algún tipo de sedante, a lo que respondió negativamente, ya que PUCHETA manifestaba tener sueño y deseos de dormir, dejando inconclusas algunas respuestas que le realizaba el médico diciendo que quería dormir. Le hicieron análisis completos (sangre-orina) y permaneció internado “en observación” por 24 horas.

REFLEXIÓN Y OJOS ROJOS
Llama la atención la cantidad de relatos que desde los últimos años de la década del 90 comienzan a registrarse en la provincia, conteniendo esa descripción: ojos rojos. Entiendo que estamos ante una tipología que si bien no es desconocida, tiene cierto grado de agresión por la secuela que le causa al testigo.
Sostengo esto, al trabajar comparativamente con otros casos como Platner (agosto de 1983) o Castellano (año 1999), aunque hay otros como Sayago (abril de 1980) en los que hubo una actitud hostil hacia el testigo, cuando fue tomado de la cabeza por uno de los seres y relató haber sentido “un pinchazo” que le produjo la pérdida del conocimiento.
Los “ojos rojos” fueron descriptos por un viajante cuando se produjo el caso en que intervino el comisario David Gallego, comisaría de Telén a fines de la década del 90.
Durante el período de mutilaciones de animales, hubo varios casos en los que testigos aseguraron haber observado “algo” de lo que sólo pudieron describir “sus ojos rojos”. Algunos los compararon, al momento de su descripción “como si fueran dos brasas encendidas”.
El caso producido en diciembre en la zona rural de Parera, tiene como eje central para el protagonista (un jovencito de 17 años) un extraño ser del que no pudo describir su forma pero sí “los ojos rojos” que lo enceguecieron y lo dejaron en el estado en que fue hallado. También en este caso el testigo, a pesar de la experiencia, pudo llamar por su teléfono celular a un familiar para que lo fuera a buscar.
Hay otro caso llamativo con cierto grado de agresión. Es el del productor rural de Jacinto Arauz que mientras recorría un cuadro, fue sorprendido por un Ovni, que visto desde abajo le dio la sensación que era “como un silo” del que alcanzó a distinguir “tres patas” y que desde ese “aparato” salió un “rayo” que le afectó dos dedos de su mano izquierda en la que portaba un teléfono celular, que contrariamente a la natural ley de gravedad, en lugar de caer al piso, ascendió hacia el aparato. Intervino la justicia de General Acha, la policía de Jacinto Arauz. El teléfono nunca apareció.

 

EPILOGO

Sergio Puchetta nunca pudo recuperar la normalidad de su vida. Se reintegró a la fuerza pero estudios psicológicos oficiales recomendaron que no portara un arma. Al cabo de varios años de prestar servicios en forma irregular, la Jefatura de Policía decidió dar el Retiro, bajo circunstancias especiales por su edad. Vive en un barrio de viviendas sociales en la ciudad de General Pico junto a su familia.

Los detalles del caso fueron requeridos por medios de comunicación de todo el mundo. Aparecieron “especialistas” que a pesar de no haber hablado nunca con el testigo, relatan el caso como si hubieran estado en el lugar, pero sin la ética de mencionar que fue el primer caso en Argentina y posiblemente en Latinoamérica, en que el investigador de campo pudo entrevistar al protagonista, antes que los servicios de salud y la prensa. Ese honor, es sólo posible cuando se trabaja seriamente y no es reconocido por mediocres que pululan adueñándose de la información de las redes.