La búsqueda de respuestas en el tema OVNI, bien se podría denominar “La búsqueda sin fin” porque quien la realiza es el ser humano, con todas las complejidades que eso implica. El humano es parecido en muchos aspectos pero distinto en la cuestión de interpretaciones.
En la era moderna, definida a partir del descubrimiento o
definición de “platos voladores” por parte de Keneth Arnold en 1947, se han
escuchado y escrito miles de historias y en ese marco, se han intensificado las
corrientes de investigación y los tironeos acerca de quién sabe un poco más,
cuando en realidad, la verdad no es de nadie y cada grupo o investigador independiente
conoce una porción de ella.
En ese contexto, en la actualidad hay quienes hablan de “naves
nodrizas”, de “plasmas” de “pleyadianos”, de “reptilianos”, de “grises”, de “seres
de Sirio”, de “hermanos” de “mensajeros” pero hasta el momento nadie lo puede
demostrar. Eso también da lugar a la generación de grupos cerrados y sectarios
que hace una particular interpretación de determinados fenómenos que no pocas
veces son naturales y los califican como “mensajes de entidades” sin tener más
que la interpretación de determinado líder del grupo.
Como investigador de campo, puedo afirmar que se han
hecho determinadas experiencias para comprobar la sensibilidad de la gente y en
jornadas de las que participó un numeroso grupo de entusiastas observadores, ante
la presencia de determinado objeto, alguien dice “se mueve” hacia derecha o
izquierda y la gran mayoría asiente sugestionada, cuando el objeto en cuestión
no es más que una estrella de magnitud -3.
También hay casos de supuestos “contactados” que se
convierten en líderes a partir de los “mensajes” dejados por “los seres”, algo
que también es indemostrable y son varios los fiascos de los supuestos “encuentros
programados” que terminan defraudando a la gente porque “los visitantes” rara
vez acuden a “la cita”.
En tal sentido, es recordado el “anuncio” realizado por
un personaje identificado como Francisco García en el programa “Teleshow” del
que participaban Alfredo Garrido, Lali Cobas y Víctor Sueiro, sobre “la llegada
de 50 platos voladores” a la laguna de Chascomús,
provincia de Buenos Aires. Obviamente, eso dio origen a la llegada de miles de
personas ansiosas por participar de ese encuentro histórico que… nunca ocurrió,
y el chantapufi debió ser custodiado por la policía, porque algunos
pretendieron arrojarlo a la laguna.
En lo particular, las personas que conozco a partir de la
investigación de una supuesta abducción, jamás afirmaron que les dejaron “mensajes
para la humanidad”. Por el contrario, la mayoría de los contactados que he
conocido, mantienen un bajo perfil y lejos están de pretender ser “elegidos”,
contrariamente a la postura que algunas personas que sostienen mantener “contacto”
con seres “de las Pléyades” que le dejan enseñanzas para hacer determinadas “curaciones”,
que generalmente no son gratuitas.
Eso, obviamente atenta contra la credibilidad y la
seriedad de la investigación. En estos tiempos, como humanos que somos, es fundamental
poner las cartas sobre la mesa y dejar de especular con “cursos de contacto” o “capacitaciones”
para “un contacto”, porque eso se traduce en la captación de incautos en busca
de respuestas que para alcanzar las “celestiales enseñanzas” deben abonar
importantes sumas de dinero. En ese marco, hay también investigadores que realizan
producciones de origen dudoso, para las que solicitan “aportes” en pos de la “¿investigación?”.
Nada más risueño para una generación que está acostumbrada a andar y soportar
las inclemencias del tiempo en procura de la verdad, y no solicitan dádivas porque
respetan lo que hacen y entregan al público.