Los animales mutilados siguen apareciendo en distintas
regiones de la provincia de La Pampa, sin solución de continuidad y sin que
nadie a nivel oficial ofrezca una respuesta que al menos aliente en parte a los
productores. Animal mutilado, animal perdido.
En las últimas semanas se dieron varios episodios en zonas
cercanas a la ciudad de Santa Rosa, capital de la provincia de La Pampa, donde
varios animales aparecieron muertos con los clásicos cortes, pero el hecho más llamativo
fue el caso de un toro, de gran valor económico, que apareció muerto, con las
mutilaciones pero en un campo vecino al de su dueño.
De eso se desprende que “alguien”, sin dejar la mínima
huella en la zona, se llevó un animal, lo mató y lo dejó en otro lado.
Evidentemente ese detalle los “mutiladores” no lo tienen en cuenta. Es decir
que les da lo mismo dejarlos en un campo vecino y no en el de sus propietarios.
El episodio fue descubierto por el dueño del campo en que
apareció el animal, quien de lejos advirtió que había un toro echado en el
terreno, cosa que le llamó la atención porque él no tenía ningún toro en el
rodeo. Se acercó y comprobó que el animal estaba muerto y reconoció la marca
que identificaba al animal por lo que dio aviso a su dueño y a la policía.
Por su parte, la policía provincial prácticamente interviene
muy poco porque la mayoría de los productores evitan hacer las denuncias ya que
hasta ahora, nadie les ha dado una respuesta ni desde el nivel judicial ni
oficial. En caso de hacer denuncias, los productores deben realizar varios
viajes primero a dependencias policiales de la población mas cercana y luego a
dependencias judiciales donde ratifican sus dichos pero… nadie les da una
solución y ellos, los damnificados, tienen que cubrir los gastos de sus viajes
a las consultas judiciales.
Las mutilaciones de animales aun están SIN RESPUESTA, a
pesar que hace muy poco se cumplieron 11 años de los primeros casos en aquellas
conmovedoras recorridas que en pocos meses arrojaron más de 700 animales
mutilados en 2002 y una cifra similar al año siguiente, no ha habido una
respuesta oficial, a excepción de aquel ridículo ensayo del SENASA que “acusó”
al “ratón hocicudo rojizo” una especie que los científicos pampeanos se
encargaron de demostrar que no existe en la región.