La desaparición de un efectivo policial de la ciudad de General Pico (La Pampa) en extrañas circunstancias, luego de llamar vía celular a un compañero que estaba de franco, motorizó una espectacular búsqueda por parte de efectivos de comisarías dependientes de
DETALLES DEL CASO
DIA: 2 de marzo de 2006
HORA: 21,30 aproximadamente.
TIEMPO: noche cálida con
tormenta aproximándose desde el NO.
DESCRIPCION DE
UBICACIÓN DE
CARACTERISTICAS DEL
PROTAGONISTA: se trata de un hombre de 31 años, en buen estado físico. Se
desempeña en la sección Abigeato de
DETALLES A TENER EN CUENTA:
El efectivo vio “algo” que lo obligó a desarrollar el acto de desarmar la
pistola, el handy y dejar caer el teléfono. El suceso alienta una de las
hipótesis barajadas de un principio. Bajo presión de alcances desconocidos, el
testigo realizó mecánicamente esos movimientos. De acuerdo a su relato intentó
alejarse del lugar porque “ellos lo seguían… me siguieron toda la noche…”
expresó en forma insistente.
APARECIO
El joven PUCHETA fue hallado
en un camino vecinal paralelo a
El primer contacto lo tiene
el comisario inspector AYALA quien intenta la primera comunicación sin
respuesta. Me acerco a PUCHETA desde su derecha, me arrodillo para estar a su
altura y observo que no cambia de posición y que mantiene sus extremidades en
una posición llamativamente rígidas, seguramente producto de un shock emocional
considerable.
Le hablo intentando hacerlo
reaccionar. Le menciono que se encuentra a su lado el jefe de
Cuando estiró sus
extremidades inferiores comenzó a relatar entrecortadamente que “me siguieron
toda la noche” ante la pregunta “¿quiénes?” expresó que “eran dos… tenían los
ojos rojos…” Ante la pregunta sobre el aspecto de sus perseguidores dijo que
“parecían transparentes… y tenían los ojos rojos… con los ojos me hacían doler
la cabeza… me decían lo que tenía que hacer… me hicieron llamar por teléfono…
me dijeron que esta noche me vendrían a buscar…”
Interrogado sobre el arma,
expresó “no sé”, términos que repitió al requerirle sobre el handy y el
celular. Insistió … ”me siguieron toda la noche”.
Cuando hubo relajado gran
parte de su cuerpo, lo invité a levantarse y ayudándolo con el comisario
inspector AYALA se puso de pie y rompió en llanto junto a su superior. Lo
alenté a que lo hiciera para descargar la angustia que demostraba. En todo
momento se cubrió el rostro. Pidió volver a sentarse y con nuestra ayuda lo
hizo. Siempre cubrió el rostro con sus antebrazos. Lo invitamos a levantar la
cabeza con Ayala y lo hizo a medias pero sin abrir los ojos
Insistió con el relato “tenían
los ojos rojos…” y que lo “vendrían a buscar a la noche…”.
Su estado era propio de toda
persona que sufrió un shock emocional muy fuerte.
Manifestó además que le
ardían “los dedos” de las manos pero no presentaba anormalidades visibles. Dijo
además que le ardían los pies y con ayuda se sacó borceguíes y medias. La
planta de los pies presentaba el aspecto de quien ha caminado mucho y con
signos de tener ampollas a causa de la transpiración.
La doctora que llegó en una
ambulancia sólo se limitó a decirle que venían a ayudarlo pero, con la firme
decisión de trasladarlo directamente al hospital Centeno de Gral. Pico .
Lo ayudamos a subir a la
camilla. Se puso de pie y siempre cubriendo su rostro con los antebrazos se
colocó boca abajo en la camilla.
Su arribo al hospital motivó
la preparación de la sala de emergencias donde fue ingresado. Tres enfermeras
trabajaron acomodándolo en la camilla, mientras observaban la doctora que lo
trasladó el Dr. Covella y Dra. Lluch. Le ayudaron a quitarse toda la ropa y le
inició el Dr. Covella una revisación superficial que no arrojó anormalidades.
Lo consulté si le aplicaría algún tipo de sedante, a lo que respondió
negativamente, ya que PUCHETA manifestaba tener sueño y deseos de dormir,
dejando inconclusas algunas respuestas que le realizaba el médico diciendo que
quería dormir.
El Dr. Covella confirmó que
le harían hacer análisis completos (sangre-orina) y que permanecería internado
al menos por 24 horas en observación.
OJOS ROJOS
Llama la atención la cantidad
de relatos que desde los últimos años de la década del 90 comienzan a
registrarse en la provincia, conteniendo esa descripción: ojos rojos. Entiendo
que estamos ante una tipología que si bien no es desconocida, tiene cierto
grado de agresión por la secuela que le causa al testigo.
Sostengo esto, al trabajar
comparativamente con otros casos como Platner (agosto de 1983) o Colón (año 1999),
aunque hay otros como Sayago (abril de 1980) en los que hubo una actitud hostil
hacia el testigo, cuando fue tomado de la cabeza por uno de los seres y relató
haber sentido “un pinchazo” que le produjo la pérdida del conocimiento.
Los “ojos rojos” fueron
descriptos por un viajante cuando se produjo el caso en que intervino el
comisario David Gallego, comisaría de Telén a fines de la década del 90.
Durante el período de
mutilaciones de animales, hubo varios casos en los que testigos aseguraron
haber observado “algo” de lo que sólo pudieron describir “sus ojos rojos”.
Algunos los compararon, al momento de su descripción “como si fueran dos brasas
encendidas”.
El caso producido en
diciembre en la zona rural de Parera, tiene como eje central para el
protagonista (un jovencito de 17 años) un extraño ser del que no pudo describir
su forma pero sí “los ojos rojos” que lo enceguecieron y lo dejaron en el
estado en que fue hallado. También en este caso el testigo, a pesar de la
experiencia, pudo llamar por su teléfono celular a un familiar para que lo
fuera a buscar.
Hay otro caso llamativo con
cierto grado de agresión. Es el del productor rural de Jacinto Arauz que
mientras recorría un cuadro, fue sorprendido por un Ovni, que visto desde abajo
le dio la sensación que era “como un silo” del que alcanzó a distinguir “tres
patas” y que desde ese “aparato” salió un “rayo” que le afectó dos dedos de su
mano izquierda en la que portaba un teléfono celular, que contrariamente a la
natural ley de gravedad, en lugar de caer al piso, ascendió hacia el aparato.
Intervino la justicia de General Acha, la policía de Jacinto Arauz. El teléfono
nunca apareció.