El caso del
cazador que supuestamente mató un ser desconocido, ganó los espacios mediáticos
durante semanas no sólo en la región, sino también a nivel nacional. Cuando
todos hablaron del tema, preferí mantener el silencio, salvo una o dos excepciones. Transcurrido un tiempo prudencial, creo que
es hora de fijar una postura como investigador de campo, conociendo de un
principio los episodios que narró el protagonista.
No tengo
dudas que el testigo al menos observó algo extraño, pero de ahí a decir que
mató un extraterrestre, cosa que no pudo demostrar en ningún momento,
respondiendo con contradicciones permanentes. Al cabo de varios meses de observación,
advertí que el testigo pretendía erigirse en el centro de la escena como un
personaje con características de “elegido”, aunque sin tener en claro muy bien
para qué.
Otro
detalle a tener en cuenta es la actitud hostil del testigo ante los supuestos “visitantes”.
En ningún momento expresó su deseo de establecer una comunicación inteligente,
siempre quiso hacerlo a través de las armas. En una oportunidad me invitó a que
lo acompañara al campo. Cuando le dije que lo haría me detalló una serie de
armamentos que llevaría para el “enfrentamiento” y que a mí me prestaría una
escopeta con no sé cuántos cartuchos. Lejos de compartir esa actitud, hizo que
desistiera de mi participación, espantado por la postura beligerante del relator. Creo que a partir de mi negativa se produjo un quiebre de las
charlas que manteníamos durante sus visitas. No le dí más trascendencia porque
había muchas cosas que no cerraba.
Por
fortuna, todos los pormenores del caso los fui evaluando con el equipo de
investigadores de ICOU (Investigadores de Campo OVNI Unidos) que apoyaron mi
gestión desde un principio y compartieron el criterio de mi interpretación del
caso. Sin dudas, estábamos ante un gran fabulador o alguien que quería ubicarse
en el centro de la escena, siendo más importante que el fenómeno en sí.
En el mes
de enero de 2015, el testigo hizo una exposición policial en la Seccional
Primera de la Policía de La Pampa, donde hace referencia a la supuesta
presencia de seres extraños en un campo de Luan Toro en la que además menciona
sus propios movimientos y armamento. Pasaron los meses y ninguna autoridad
judicial se expidió sobre el tema. Señores funcionarios judiciales, para
demostrar que estos temas no se toman en broma ¿ordenaron algún tipo de
pericia?
¿No sería
necesario ordenar pericia psicológica y psiquiátrica al testigo? ¿No serían
necesarias pericias a las armas que dice utilizar? ¿Quién provee de esa
cantidad de municiones y elementos que el testigo dice utilizar? A esta altura,
algunos grupos de investigadores del exterior, expresaron su preocupación
porque entienden que con elementos similares se han producido en distintas
partes verdaderas masacres a partir de alucinaciones. El tema es serio y
requiere un tratamiento idem.
Oportunamente
me abstuve de responder a las declaraciones radiales del testigo cuando en algún medio utilizó el término “mejicaneada”
y en realidad no sé si tiene real conocimiento de su utilización. Él lo
utilizó, según me confirmó porque temía que le robara el argumento de su historia
sobre la que ahora quiere escribir un libro. Nada más lejos de la realidad,
porque además de haber escrito ya tres libros y con dos más en camino, jamás
utilizaría un argumento tan rebuscado, grotesco y hasta ridículo por lo
insostenible.
A fines del
mes de julio del presente año (2015), me encontré con el testigo a la salida del edifico del Hospital Lucio Molas. Como si me estuviera esperando en el
estacionamiento, me saludó y me dijo que tiene un nuevo testigo de “la base” de
extraterrestres que hay en aquella zona y que está “muy cerca” de encontrar la
puerta de entrada. También me dijo que “no sé qué pasó” que todo tomó estado
público, por lo que aproveché para recordarle que fue él quien decidió
denunciar el caso en un medio de comunicación con todo lo que eso trajo
aparejado.
En
determinado momento del diálogo dijo estar sorprendido por la cantidad de gente
que se comunicó con él por el tema. Cosa que no tiene nada de extraño porque a
través de las redes sociales, algunos se han puesto a favor y otros en su
contra pero en definitiva NADIE aportó absolutamente nada a su fantasía.
También hizo referencia a una "conspiración” lo que indudablemente habla de la “influencia”
que "algunos interesados" le han inculcado. En tal sentido, fui concreto respecto a la “conspiración”.
No existe ningún tipo de conspiración ni situación mínimamente parecida. Hace
40 años que investigo el tema y jamás sufrí ningún tipo de presión.
Lamentablemente, el protagonista de la "increíble" historia quedó en una situación de ridículo. Más allá de las “adhesiones” que
dice recibir de la gente por Face, muy poco le han aportado para esclarecer su
experiencia.
En lo
personal, no descarto que el testigo pudiera haber observado algo no
convencional, un reflejo en el monte, una luz y su imaginación hizo el resto.
Mientras tanto, aguardaremos los resultados de las pericias que ordenada la
justicia.