14.6.25

“CAYÓ UN OVNI EN LA PAMPA”


La necesidad de sumar “likes” inescrupulosamente, hace que algunos “comunicadores” caigan en la difusión de una noticia falsa o “fake news” como les gusta decir ahora, lo que en lenguaje periodístico se conoce como “carne podrida”.

La semana pasada me llegó un post de un supuesto “investigador” identificado como Marco Bustamante acerca de “la caída de un OVNI en Puelches” (La Pampa).

No voy a negar que me sorprendió en principio pero conociendo el autor, (que dio entidad a la “abducción” de Jacinto Arauz) lo tomé como una noticia falsa. No obstante, llamé a algunos productores de la región y al encargado del puesto policial y la respuesta fue una sonora carcajada, lo que dejó en claro que no era otra cosa que “carne podrida”.

Ayer por la mañana me visitó un productor de la zona y se refirió a la “noticia” jocosamente, desvirtuando la versión y hasta mencionando a algunos personajes que con picardía podrían haber gestado el “evento”. Lejos de producir una “conmoción” en los habitantes de la región, algunos se vieron sorprendidos porque les preguntaban sobre algo que no había ocurrido.

El tema deja lugar a varias reflexiones: A) este tipo de episodios genera mucha expectativa y con seguridad el autor de la “fake news” recibió muchos “likes” en sus redes sociales; B) Lejos de la objetividad, el autor escuchó una versión y la publicó sin verificar la fuente, algo elemental en cualquier ejercicio periodístico; C) El autor sólo buscó impacto con la “noticia” y no se preocupó por otro detalle fundamental, consultar las fuentes del entorno del evento; D) En  caso de haber ocurrido, con seguridad hubieran aparecido camionetas negras recorriendo la región intentando “encontrar” el ovni.

Epílogo: hay necesidad en la gente por conocer más sobre un tema que es común en nuestra región, pero no tenemos que creer lo que se publica por parte de personajes que hablan a partir de comunicaciones telefónicas, sin haber cruzado la avenida General Paz de Buenos Aires. Para ser investigador y divulgar con objetividad, hay que conocer el interior, pasar frío o calor según la época del año y recorrer miles de kilómetros… sino, pasa esto, lo de publicar “carne podrida” o “fake news” si se prefiere. Ningún OVNI cayó en La Pampa.

 

9.6.25

OSNIS EN EL MAR ARGENTINO



La presencia de naves desconocidas que se desplazan en los océanos no es un tema nuevo para quienes transitan por ese espacio. Pero muy poco se sabe al respecto de extrañas experiencias. Hace 60 años el tema fue abordado por los medios de comunicación nacionales con una amplia cobertura pero… de ahí en más, todos los incidentes han sido “tapados” por directivas poco conocidas. Por eso extrañó que el CEUFO hiciera referencia con lujos de detalles al incidente que involucró a un pesquero argentino hace dos años. Mediante una sección especial de este sitio que denominaré “LA MÁQUINA DEL TIEMPO” rescataremos algunos episodios.

Hace 60 años aparecieron en el radar navegando en el Mar Argentino. Se les llamó OSNI: Objeto Sumergible No Identificado. La Marina de Guerra realizó un ataque masivo a estos sumergibles. Nunca se supo su procedencia, si alguno de los proyectiles había dado en el blanco o si verdaderamente existieron. Hoy inquietan las sorprendentes versiones sobre su origen

En mayo de 1958 la Armada efectuó el primer avistaje de un submarino, en cercanías de Puerto Nuevo, en pleno Mar Argentino. El presidente Arturo Frondizi, que había asumido en mayo de 1958, comunicó en conferencia de prensa realizada en el Salón de los Acuerdos de Casa de Gobierno que como no hubo forma de identificarlo ni la nave contestó las advertencias dadas en tal sentido, se procedió a atacarlo. No se pudo verificar si había sido alcanzado por algunas de las cargas de profundidad que cuatro buques de guerra le arrojaron. El primer mandatario destacó a la prensa que el área era estratégica para el país, no solo por la facilidad para la navegación sino porque se pensaba convertir a la zona en un gran centro industrial.

En octubre de 1959 fue avistado nuevamente un submarino de gran porte al que tampoco se había podido identificar, y que según los radares navegaba por la misma zona en la que se había registrado el episodio anterior.

Durante ejercicios militares realizados el 30 de enero de 1960, de los que participaban los cruceros 9 de Julio, General Belgrano y Argentina, y los destructores Buenos Aires, Entre Ríos, Misiones y Santa Cruz, se detectó al noroeste de Puerto Cracker, en el Golfo Nuevo, la presencia de uno o más submarinos porque, intermitentemente, el radar indicaba que navegaban juntos. Vanos fueron los intentos de lograr algún tipo de reconocimiento. No respondían a las comunicaciones radiales y las misteriosas naves carecían de cualquier nomenclatura que pudiera individualizarlas. Se insistía en que podía ser una nave de tipo “21”, de las fabricadas durante la Segunda Guerra Mundial en Alemania. Y nada más.

Por tal motivo, comenzó a denominárselas “O.S.N.I.” (Objeto Sumergible No Identificado). Lo único comprobable es que el submarino por momentos era detectado y de pronto desaparecía para volver a hacerse ver en otro punto no muy lejano.

De la lectura de los diarios de aquellos días se desprende la magnitud de este enigma. Se describían las acciones y las notas eran acompañadas por infografías sobre cómo actuaban, por ejemplo, las cargas de profundidad y se ilustraba con mapas detallados el área del conflicto.

El radar de los buques de la armada indicaba que los submarinos navegaban juntos. Vanos fueron los intentos de lograr algún tipo de reconocimiento. No respondían a las comunicaciones radiales y las misteriosas naves carecían de cualquier nomenclatura que pudiera individualizarlas

La Armada organizó un vasto operativo. El contratorpedero Cervantes y los patrulleros King y Murature colocaron minas a lo largo de los 16 kilómetros de la boca del golfo, mientras hombres rana buceaban por los alrededores. Infantes de Marina habían sido apostados a lo largo de la costa, quienes veían por la noche cómo el golfo se alumbraba con las bengalas y con los reflectores que barrían la zona. Hasta se instalaron boyas con sensores de sonido.

Antes de lanzar el ataque, se desviaron las rutas comerciales aéreas y marítimas y se desalojó del lugar al periodismo que observaba con atención las maniobras. Se generó un entredicho porque periodistas de las revistas extranjeras Life y Time, habían alquilado un avión y sobrevolaban la zona sin control, pero fueron obligados a aterrizar y les secuestraron el material fotográfico. El tema era tapa de todos los medios del país y del exterior.

Durante ejercicios militares realizados el 30 de enero de 1960, de los que participaban los cruceros 9 de Julio, General Belgrano y Argentina, y los destructores Buenos Aires, Entre Ríos, Misiones y Santa Cruz, se detectó al noroeste de Puerto Cracker, en el Golfo Nuevo, la presencia de uno o más submarinos

De la operación, que comenzó el 11 de febrero de 1960, participaron 13 buques y 40 aviones. Se llevaron a cabo ataques con cargas de profundidad, que se arrojaban cada diez minutos. No se supo si habían dado en el blanco. Ese mismo día arribaron al país especialistas norteamericanos en guerra antisubmarina, encabezados por el capitán Ray M. Pitts, quien se puso a disposición del vicealmirante Alberto Vago, jefe de Operaciones Navales. El norteamericano debió aclarar que su misión era solo la de asesorar, aunque todos sabían que su interés, iba mucho más allá de un mero observador.

Causó sorpresa al día siguiente cuando se detectó la presencia de otros dos submarinos que aparecían en el sonar. Así ocurrió hasta el día 20, en que emergían a nivel de periscopio y desaparecían con la misma rapidez. Cuando el día 21 se registró un nuevo avistaje, la Marina lanzó torpedos guiados electrónicamente. Como ninguno dio en el blanco, la aviación lanzó bombas mientras la artillería, desde tierra, barría la zona.

Lo único que se sacaría en limpio fue la detección, por momentos, de un periscopio y algunas manchas de aceite. Eso sería todo.

Paralelamente, la diplomacia argentina se movía frenéticamente. Chequeó con diplomáticos de Estados Unidos, de la Unión Soviética, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Holanda, más una veintena de otros países para preguntarles si los submarinos les pertenecían. Todos lo negaron.

¿Estos sumergibles podrían ser rusos en tareas de espionaje? El agregado militar de la URSS en Buenos Aires, socarronamente respondió que “lo único que van a matar es un montón de peces”. La famosa Guerra Fría estaba en su apogeo, en la que los militares argentinos ya se habían pronunciado por la defensa del “occidente libre y cristiano”. Los ingleses, vecinos usurpadores de las Islas Malvinas, también se apuraron en despegarse.

En total, la Armada contabilizó siete avistajes. Después de este ataque, los submarinos no volvieron a aparecer.

Se dio lugar a las más variadas especulaciones: ¿fue una cortina de humo de Casa Rosada para tapar otros problemas de política interna? ¿Eran submarinos nazis que transportaban a jerarcas que intentaban ocultarse en estas latitudes? ¿Formaba parte de una operación de la Armada para adquirir nuevo armamento? ¿Eran realmente submarinos de otros países realizando tareas de espionaje? Hasta los estudiosos del fenómeno OVNI aseguraban que se trataba de naves de otros planetas y sus teorías ocupaban las tapas de los diarios.

El capitán Pitts afirmaría al diario New York Times, una vez concluida la operación, que había suficiente evidencia de que se trataba efectivamente de un submarino, pero que no estaba autorizado por la superioridad a brindar más detalles. El ataque de la Armada a los submarinos fantasmas en la tapa de los diarios

La historia de los submarinos terminaría tapada por problemas más acuciantes. El gobierno afrontaría en los meses siguientes serias convulsiones políticas y económicas, sin contar 34 planteos militares, que terminarían con su derrocamiento en marzo de 1962. Esa grave crisis institucional dejaría en el olvido el misterio de los submarinos, que nadie pudo resolver. Y que hoy es solo una anécdota, aunque lugareños de la Patagonia, especialmente de la zona de las maniobras, aseguran que “algo fue capturado” y los más osados afirmaban que “era un plato volador” que obviamente fue “donado” para que lo estudiaran en los Estados Unidos. El tiempo, la memoria y los recuerdos de la generación intermedia permitieron rescatar parte de una historia que… no fue la última, porque los OSNI, siguen presentes en las costas de la Patagonia Argentina.


8.6.25

EL CONTACTO ES REAL

La investigación OVNI es tan compleja como amplia la presencia de entidades no humanas en la historia del hombre. La experiencia de los años me permite evaluar y hacer ciertas afirmaciones que obviamente no caen bien en ámbitos científicos cerrados, ni siquiera en los que aparentan ser “abiertos”, pero que en definitiva consideran como fundamentales los argumentos científicos para admitir o descalificar un caso o testigo.

El interés inicial de cualquier buscador de respuestas y verdades comienza con la lectura de información acerca de la construcción de grandes templos en tiempos en que la tecnología aparentemente era limitada y se especula de la participación activa de una raza superior de visitantes que además, le dieron un significado a semejantes estructuras, realizadas en lugares imposibles.

A ciencia cierta, ignoro si algún grupo de ingenieros, arquitectos y especialistas de grandes obras, se pusieron alguna vez a realizar una evaluación de posibilidades de tales construcciones en la actualidad, aunque como eso seguro llevaría horas de estudio, no sé si alguien dispondría un presupuesto a tal fin. En definitiva, ese es tan sólo un factor de lo que denomino la búsqueda.

Lo que siempre alarmó a la ciencia ortodoxa fue que hubiera otras civilizaciones que resolvieran con efectividad cuestiones físicas que aún hoy desvelan sus estudios. Por eso el argumento primero, el más simple es el de la negación absoluta: “si la ciencia no lo admite… es imposible”.

Más allá de esa postura soberbia, el fenómeno recorre el mundo “a piaccere” y varios protagonistas de encuentros del Tipo III aseguran que los “visitantes” admitieron que “casos como el de Uds. hay miles en toda la Tierra”. De esto se desprende que no estamos ante casos aislados en determinadas regiones, sino que según la expresión de los extraños, se repiten desde tiempos inmemoriales.

Mientras tanto, los gobiernos de las principales potencias saben que están ante algo que no pueden admitir públicamente pero que “está ahí”. Mientras algunos lo estudian con bajo perfil, otros intentan denostar el trabajo realizado por los investigadores de campo diseminados por el mundo y especulan con el manejo de grandes presupuestos del que tironean para capitalizar toda la información posible, ganar una cuota de poder, obviamente en su manejo.

Es tanta la soberbia de las definiciones que a fines de 2021 se pretendió “centralizar” no sólo la información, sino cambiar la denominación del fenómeno que concretamente en Argentina y gran parte del mundo son los “platos Voladores, Ovni o Ufos… nada más ni nada menos y no se aceptan “directivas” de ningún tipo, porque el fenómeno no tiene dueño y convive con la gente común de distintas latitudes, sin importar los intereses políticos ni económicos.

En ese marco, me llamó poderosamente la atención la reacción y especulaciones que la mención de 2024 como “año bisagra” dentro de la investigación OVNI en todo el mundo, se convirtiera en el punto de partida de “mentalistas” o “especialistas” que consideraron a 2024 como el señalado para un s
upuesto contacto.

Aclaré desde el principio que lo mío no era una “premonición”, ni una especulación y también dejo por sentado que no tengo contacto con ninguna de las personas que realizaron esas afirmaciones, ni siquiera me interesa que se convierta en una “competencia” para ver quién lo dijo primero. Lejos estoy de declaraciones altisonantes para ganar “likes”. También aclaré que en ningún momento aseguré que sería en determinado mes del año, sino concretamente 2024.

A esta altura aclaro que con la introducción y el desarrollo de la crónica, todo parece una contradicción porque si efectivamente han habido miles (tal vez millones) de contactos, significa que “el contacto existe” y se dio de la manera que los visitantes quisieron. No necesitaron el permiso de nadie y lejos estuvieron de preocuparse por lo que de ello pensaría la ciencia terrestre.

QUIQUE MARIO

“CAYÓ UN OVNI EN LA PAMPA”

La necesidad de sumar “likes” inescrupulosamente, hace que algunos “comunicadores” caigan en la difusión de una noticia falsa o “fake news” ...