Las mutilaciones que tienen los animales remiten al extraño fenómeno  de las vacas mutiladas que conmocionó la provincia hace casi una década.  Pratt, un hombre de 51 años, propietario de una fábrica de  casillas en Alta Italia, reveló a El Diario que en su campo “aparecieron  animales mutilados de la misma manera” que en aquella oportunidad.
 En aquel momento, el fenómeno se adjudicó a seres extraterrestres y  alimentó supersticiosas leyendas camperas como las del “chupacabras”. El  Senasa informó en ese momento que la mutilaciones en más de un centenar  de animales correspondían al denominado “ratón hocicudo”. Sin embargo,  esa especie no existe en la región y el misterio nunca se esclareció.
Pratt  no difundió el hallazgo, algunos conocidos lo desalentaron porque  “dicen que son todas fantasías de la gente”. Sin embargo, el dato se  conoció en el pueblo, la radio FM de Alta Italia le dio aire este  miércoles a la mañana.
El encargado la comisaría de Alta Italia, Germán Schreiber, se trasladó entonces este miércoles al mediodía hasta el predio rural “El Iman” de la familia Pratt, ubicado a 13 kilómetros del pueblo, acompañado del veterinario de la localidad.
“No pudo determinar el causante de la muerte. Es tal cual los casos que se sintieron en su momento”, comprobó el policía.
Sin sangre 
En  diálogo con El Diario, Pratt cuenta que hace cuatro días el encargado  del campo descubrió en un cuadro de 60 hectáreas dos novillos Abeerden  Angus muertos, de 350 kilogramaos cada uno, mutilados de una forma muy  extraña, sin rastros de sangre a su alrededor.
“A uno le  falta el cuero de la cabeza a la perfección, del hocico a la parte  izquierda. En la carretilla está el hueso pelado y el falta la lengua  completa y parte del gañote, de la garganta. No hay una gota de sangre.  El corte del cuero es pefecto, como si fuese una navaja”, describe, asombrado.
“Al  otro animal le faltan los dientes de arriba, tiene el labio superior  quemado, como si fuese un azul oscuro y le falta media lengua. No hay  otro tipo de señales”, asegura.
El hallazgo causó  estupor en el empleado que descubrió los animales, al recorrer el  cuadro, y al propio Pratt. “El hombre tiene cuarenta años trabajando en  el campo, está acostumbrado a ver animales muertos, nunca vio una cosa  así. Yo también vi muchos animales muertos, pero nunca en estas  circunstancias”, dijo.
“No son carroñeros, de ninguna manera. Un puma no es, un jabalí no, un carancho tampoco”, añadió.
Además  de los dos animales muertos, en el campo aparecieron dos tranqueras con  las cadenas rotas y el boyero desconectado, apagado.
Nunca visto
Pratt  no hizo la denuncia en la policía ni planteó el caso en otro organismo  porque está informado de la respuesta que dio el Senasa en su momento. “Determinaron  que era un ratón o un carancho. Lo sé. Si usted me pregunta a mí, yo  digo que no. Es algo que nunca vi, que llama mucho la atención”, insiste.
Con su hijo Mauricio (18 años), sacó fotos de los animales, que quedaron en el campo, ya en descomposición.
Pratt tiene 51 años y en el pueblo lo referencian como “una persona seria”. “Conozco el tema. Me crié en el campo. Loco no estoy, soy normal, como cualquier vecino”, bromea. Y reconstruye las circunstancias de tiempo y espacio en las que ocurrió la sorprendente mutilación de los animales.
“El  muchacho que recorre dejó a la 1 y volvió al otro día a las 12. En el  transcurso de esta tarde, noche y la mañana del otro día fue. No sé con  exactitud el horario. No encontramos ni rastros ni señales para decir  que la muerte fue por un balazo o algo. No se sabe de qué murió”, dice.
“El  corte es perfecto, totalmente. Es algo extraño. Es mi definición. No  puedo decir qué es. Pero no es un carroñero, un carancho, ni un puma”,   agrega.
El cuadro del campo dónde aparecieron los animales no  está cerca de ningun camino vecinal o ruta. “Conozco de hacienda, vi  muchos animales muertos, nunca algo así”, insiste. “Me gustaría que  alguien estudie esto para que algún día se aclare. Dijeron en su momento  que eran animales carroñeros y por eso no se siguió avanzando. Para mi  es raro”.
-¿Sintieron algun miedo cuando descubrieron esto? -le pregunta El Diario.
-No,  sorpresa. El muchacho es un hombre de campo, hace cuarenta años, con  más razón, no es algo normal. Es un hombre acostumbrado a ver todo tipo  de animales.
Pratt admite que se le cruzó pensar en fenónemos paranormales:  “Algunos habla de platos voladores porque para poder decir algo hay que  mencionar esa palabra. Esto es como las brujas. Yo digo que no creo...  pero que las hay, las hay ¡¿Cómo no voy a creer?!”.
“Yo  creo en alguna otra cosa. Sino no aparecerían estas cosas raras. No digo  que va a venir un plato volador a mi casa. Pero esto es raro.  Sorprende, llama la atención. No es un rayo por una tormenta, no es nada  habitual. Esto sorprende”, concluye.