17.5.11

El misterio de los tanques vacíos


La desaparición parcial o total del agua de los tanques australianos o piletas de natación no es una novedad para la casuística nacional. Desde la década del 70 del siglo pasado se observó en distintos puntos de la provincia pero, aisladamente y no dejaron de ser comentarios entre chacareros y productores.

La primera respuesta al interrogante es que “hubo filtraciones” dejan de ser lógicas cuando al volver a llenar el tanque, ya no pierde más, lo que permite deducir que “alguien” se llevó el agua. Pero ¿quién puede llevarse cantidades de agua que en algunos casos ha llegado a los 300 mil litros sin dejar el mínimo rastro?

Durante las mutilaciones masivas de los años 2002 y 2003 el fenómeno aumentó en cantidades proporcionales a ese tipo de eventos y en la actualidad, cada tanto el CEUFO recibe denuncias de la desaparición de la totalidad del agua.

Si partimos de la base que los componentes del agua son el Hidrógeno y el oxígeno… ¿sería descabellado pensar que alguien la utiliza como potencial combustible al separar los componentes del líquido elemento?

Mientras tanto, esto sigue pasando y realmente merece un estudio que oficialmente nadie ha asumido que se estuviera realizando, Tal vez es hora de que alguien se ocupe por dar una respuesta a las decenas de productores que han padecido la sustracción del agua de los tanques y en varios casos de piletas de natación.

Un antecedente interesante se registró en el año 1972 en la ciudad de Olavarría, provincia de Buenos Aires donde por las noches, y luego de la aparición de extrañas luces, las piletas de natación de una importante cantidad de quintas de los alrededores de la ciudad aparecieran vacías y en los alrededores, se detectó la aparición de gigantescos hongos de los que se desconoce su origen.

Sobre el particular, quien realizó una intensiva trabajo en esa región fue el investigador Dante Rivera, quien en el año 1986 nos visitó y trajo como obsequio al CEUFO uno de los hongos gigantescos, cuyo cuerpo tiene mas de 20 centímetros de diámetro.

Contrariamente a lo que ocurre con los hongos normales, este aún se conserva, aunque a casi 40 años de su hallazgo, hay que reconocer que ha comenzado a desgranarse.

Una consulta a algunas universidades no permitió obtener una respuesta científica ya que el tema “hongos” no es una de las materias más simpáticas para los estudiosos y evitan profundizarlo. No obstante, lo llamativo es que el ejemplar se encuentre aún en buen estado, algo que un hongo común no podría haber superado en el tiempo.